Quizás la
suerte estuvo siempre de nuestro lado o es solo esa lucha interminable entre
creer en el destino y lo que puede pasar por casualidad. No creo en las
determinaciones… y las casualidades con suerte me dejan insatisfecha. De todas
maneras esta la duda y cuando uno empieza a recordar esos pequeños detalles que
hacen que la vida cambie bruscamente, no sabe con qué opción quedarse. (Como
aquel beso distraído y lleno de alucinógenos en las costas de Uruguay…)
Serán las elecciones entoncés... Lo cierto
es que mi abuela lo dijo cuando era chica y mi madre lo repitió cuando era un
poco más adulta “el tren pasa una sola vez”. Me gustaría recordar en qué
momentos me lo mencionaron… pero estoy segura de que fueron buenos boletos
comprados los que me llevaron a esta realidad. Y justamente en este momento historico de nuestras vidas escuche esa frase como 10 veces en una semana. Decisiones... El tren esta
pasando…
Un 24
primaveral de Septiembre mi compañero y yo conseguimos la VISA WnH para viajar a
Nueva Zelanda.
Estoy
arriba del tren, me subí con entusiasmo desmedido y apresurado.
Cuando me senté
en el vagón la serenidad me invadió.
Cuando mire
a los transeúntes que no viajan conmigo sentí nostalgia.
Cuando
descanse el cuello me relaje y decidí dormir.
Cuando
dormí… soñé.
Arranco…
Ahora estoy
ahí… en ese momento que se espera hasta la llegada… soñando. Como será? Como se
sentirá la arena de la costa tailandesa bajo los pies? Cómo se verán los
atardeceres en la India? Que acento extraño tendrán los maorís? Que comidas
nuevas probaré? Que sonrisas nuevas conoceré? Estoy imaginando las nuevas
rutas, pensando en lo posible y lo imposible. Pero tranquila… la agitación me
espera una vez que haya llegado. Cuando todos se bajen. Cuando las historias se
vuelvan material y no solo acto de mi divertida imaginación.
La llegada está
fechada el 9 de Diciembre de este año.
Mientras
soñamos… que soñar es lo único gratis en esta costosa travesía.