martes, 9 de noviembre de 2010

Tarde de Norah Jones


Sedas colgando del techo simulan ser el telón de este park en luna. Dos luces se encienden. Dos lámparas de tela , simpáticas, bien caceras, que me invitan a sentirme como esas noches después de un largo día sin hacer nada, en los que me recuesto perezosamente en los almohadones de mi cuarto, coloco los discos según la situación y cierro los ojos para sumergirme en ellos a través de mis oídos, a través de sus sonidos.

Vestía un simple vestido rojo con lunares blancos, un cabello corto hacia asomar la cara de Amelie detrás de su nuca y un aura simplista rodeaba sus manos. Manos que saben sacar mares de colores a los instrumento. La gente se entusiasma al verla tras el piano. Su voz es suave pero espesa, volátil y profunda, pequeña pero inmensa. Me traslada a los bordes del asiento en donde puedo sumergirme en la relajación de mi cuarto.

Su música hace descansar a este cuerpo fundido tras un día atareado lleno de viajes, idas y vueltas, memorias. Mis pies descalzos dan pequeños saltos en nubes de algodón llenos de melodías simples combinadas de manera sutil. Caminata iniciada con repertorios de The Fall seguida de canciones impresas en el corazón de este inmenso mar de gente que no deja asientos ni almas vacios cuando escuchan Waiting, Man Of The Hour o December. Un sonido sacado de la valija vieja de Johnny Cash y un par de sorpresas más. Sigilosa picardía es la de imaginarme vestida con el sombrero de Chaplin y atravesando el cabaret de Lisa Minelli con el contagioso sonido de Sinkin' soon.

Esta oscuridad cae en sentimientos, se materializa, cuando, prendidos en un transe de luces de colores y un escenario minimalista, deja desprender lágrimas imperceptibles con clásicos de Come Away With Me… sintiendo recuerdos de un corazón empapado en vino con Don´t know why.
Y cuando se creía todo finalizado un poco de aceleración al ritmo para juntar un poco los fragmentos de un corazón roto en recuerdos y alegrías de experiencias. Sunrise.

Mucha paz. Sin dudas es la voz más hermosa y perfecta que he tenido el placer de disfrutar en vivo. Toda una dulzura Noritah.
Despedida… No te vayas… Una más, aunque sea de Ray Charles… ¿Es mucho pedir?