lunes, 22 de noviembre de 2010

Noche de Festival


Acá, inmersa en las molestias. En las ataduras corporales de sogas invisibles llamadas resaca. Me pongo a desenredar de un tirón los hilos de memoria que quedaron de la ultima experiencia nocturna.
Las gotas repiqueteaban amenazantes tras la ventana del cuarto de las confesiones amistosas. Pero la noche era amena y este ruido no iba a hacerme dar pasos a un costado. El viaje a capital federal a veces es molesto, debo admitir, pero la costumbre mata ese efecto desalentador. Voy a capital federal, voy acá, a la vuelta de de la esquina. ¿Y qué vas a hacer allá? Me pregunta un amigo que no entiende nada de esto y por lo tanto no solo no me acompaña sino que me dice rara.
Rara…
Así me llama.
Porque para mi los ojos no son mas que ventanas sin sentido sino son acompañados por las cortinas de mi olfato, los vidrios de mis labios, mis orejas y mis manos.
Rara…
Así me llama
Porque mi curiosidad desborda mis percepciones e inunda mis sentidos para que mi mirada flote sobre este mar sensible en la búsqueda de un puerto con playas de nirvana. Playas pintadas con las cosas más simples de la vida como el amanecer.
¿Acaso alguna vez oíste el hilo de aire y el crujir que deja la yerba mate en su camino hasta tu boca? Sí, cruje como las hojas secas de un día de otoño.
¿Acaso alguna vez notaste a qué huele la entrada de tu casa? La mía huele a lavanda, asfalto mojado y laurel.
¿Notaste las manchas oscuras de la luna antes de que se escondiera suave y tímida tras el biombo de nubes? ¿Notaste esas estrellas que están y aquellas que son invisibles, pero que de hecho existen allá afuera?
La alegría tonta de espiar a un picaflor, un bicho de luz o ese insecto rojo de manchas negras haciendo cosquillas en las yemas de tus dedos. Alegría tonta comparable a encontrar una moneda en la calle.
El perfume de las sabanas limpias y el color infinito de la profundidad de las tres de la mañana.
El sonido del silencio cuando arenosamente el cereal acaricia tu lengua.
El cariño del sol sobre una mejilla.
El aire resbalando por las hojas.
La percusión del cielo y de la lluvia.
La espuma abrazando tu cuerpo.
La tierra polvorienta bajo tus pies.
La mirada perdida de la gente extraña.
El rozar aturdidor de este lápiz.
Ahora lo hiciste, lo acabas de hacer. Pero si no es así, entonces no me busques. Si no es así, entonces no me llames. Aunque mis noches sin ti no sean mas que una ausencia y el despertar de otra mañana de desencuentro. Solo llámame, solo búscame si vas a utilizar esa palabra: RARA… porque tu normalidad… me da tanta lástima.

Una tela lila que cuelga desde del techo me indica el camino entre los diferentes pisos y correspondientes exposiciones.
Una película perdida. La confesión de la audiencia: – nunca pasa nada, es interesante, pero nunca pasa nada –. La respuesta de la ausente con tono irónico: – somos tan postmodernistas…- . Mientras esta conversación fluye de fondo se expone, sobre el piso de madera y las luces escarlatas, una obra sin sentido pero llena de sentidos. Una ironía. Un parto. Una canción extraña. Mujeres doloridas. Mujeres enfermizas. Gracia. Risa. Cara de escepticismo. Fueron algunos ingredientes de este menjunje de colores. Minutos más tarde una subasta de arte es confundida con un stand up a razón de su fracaso. Nadie quiere comprar arte esta noche, todos buscamos dos pesos escondidos en los bolsillos para comprar otra cerveza.
Hay una sala semivacía, mi sala favorita, se encuentra envuelta en palabras de a dos y comparte el sonido de sus voces entre sorbo y sorbo. Espectadores. Aunque esa seria una palabra incorrecta para describirnos. No hay obra para ver. El piso dos es un todo. Los cuerpos espontáneamente danzan de manera diferente sin que nadie los llame, sin que nadie los convoque. Entre la expresión corporal y el roce de los seres nos quedamos mudos entre fragmentos de relatos. Callamos para extrañar estos movimientos y esos espacios que antes compartíamos con frecuencia los sábados. Y sin darnos cuenta de un momento a otro estos bailarines se vuelven el centro de la escena. Sus rostros enmarcan pasión y goce. Miramos, observamos, contemplamos las sombras proyectadas por el calor de las luces doradas y coloradas. Sombras delicadas pronunciadas con gracia. Podrían estar así toda la noche y yo podría mirarlos por horas.
Tercer piso de fiesta. Lo que parece un closet se disfraza de barra. Se escuchan sonidos rescatados de las tradiciones nórdicas fusionadas con algo más cotidiano y un baile divertido. Espiar la terraza para ver entrar los aires varios segundos y bajar las escalera para volver a bailar pero con sonido mas cotidianos. Reggae y saltos enérgicos cierran la jornada.
El sueño es aplastante. Es hora de marchar a nuestras casas y dejar atrás al 1er Festival de las Artes del Instituto Universitario Nacional de Arte.

martes, 9 de noviembre de 2010

Tarde de Norah Jones


Sedas colgando del techo simulan ser el telón de este park en luna. Dos luces se encienden. Dos lámparas de tela , simpáticas, bien caceras, que me invitan a sentirme como esas noches después de un largo día sin hacer nada, en los que me recuesto perezosamente en los almohadones de mi cuarto, coloco los discos según la situación y cierro los ojos para sumergirme en ellos a través de mis oídos, a través de sus sonidos.

Vestía un simple vestido rojo con lunares blancos, un cabello corto hacia asomar la cara de Amelie detrás de su nuca y un aura simplista rodeaba sus manos. Manos que saben sacar mares de colores a los instrumento. La gente se entusiasma al verla tras el piano. Su voz es suave pero espesa, volátil y profunda, pequeña pero inmensa. Me traslada a los bordes del asiento en donde puedo sumergirme en la relajación de mi cuarto.

Su música hace descansar a este cuerpo fundido tras un día atareado lleno de viajes, idas y vueltas, memorias. Mis pies descalzos dan pequeños saltos en nubes de algodón llenos de melodías simples combinadas de manera sutil. Caminata iniciada con repertorios de The Fall seguida de canciones impresas en el corazón de este inmenso mar de gente que no deja asientos ni almas vacios cuando escuchan Waiting, Man Of The Hour o December. Un sonido sacado de la valija vieja de Johnny Cash y un par de sorpresas más. Sigilosa picardía es la de imaginarme vestida con el sombrero de Chaplin y atravesando el cabaret de Lisa Minelli con el contagioso sonido de Sinkin' soon.

Esta oscuridad cae en sentimientos, se materializa, cuando, prendidos en un transe de luces de colores y un escenario minimalista, deja desprender lágrimas imperceptibles con clásicos de Come Away With Me… sintiendo recuerdos de un corazón empapado en vino con Don´t know why.
Y cuando se creía todo finalizado un poco de aceleración al ritmo para juntar un poco los fragmentos de un corazón roto en recuerdos y alegrías de experiencias. Sunrise.

Mucha paz. Sin dudas es la voz más hermosa y perfecta que he tenido el placer de disfrutar en vivo. Toda una dulzura Noritah.
Despedida… No te vayas… Una más, aunque sea de Ray Charles… ¿Es mucho pedir?

viernes, 5 de noviembre de 2010

Tarde de Arbolito


Las luces vuelven a apagarse. Cocineros ya termino de dar deliciosas recetas de canciones divertidas. Regaladas al publico con un poco de aire cordobés entre este juego de luces porteñas.
Por precaución nos invitan a resguardar nuestros impulsos corporales en el pecho. Tranquilos en sus puestos deben aguardar los fanáticos que saben cada tema de memoria. Esto es un teatro aterciopelado y hay que mantener las formas para no arruinar las decoraciones doradas del hermoso Teatro Cervantes.
Se encienden las luces en una danza divertida en medio de esta suave oscuridad. El público aclama en su entrada. Arbolito. Escuchados muy poco por la radio, no los conocía del todo, su nombre hacia ruido pero no estruendo. Muy pocas son las bandas que, sin conocerlas, me llenan en cada centímetro de piel con una película de placer melódico y armónico. Mis oídos son testigos de deliciosos instrumentos norteños combinados equilibradamente con la guitarra eléctrica y el bajo. Un poco de violín, un poco de charango. América bonita, mi América latina. Volver a las raíces y dejar aunque sea por un momento de lado los excesos de artificio. Eso es lo que muestra por momentos una pantalla gigante. Imágenes que recorren cada rincón inigualable de esta tierra. Me recuerdo bailando folclore en las peñas, me recuerdo viajando. Me recuerdo y así me sumerjo en este columpio de sonido y luces, de terciopelo y oscuridad. Haciendo de las percepciones simples un exceso de relajación.

Tarde del Ropero al Closet


Identidad…
Repaso de unos meses atras.

Luego de esperar varios minutos a que entraran todos los cuerpos que hacían fila en la puerta en busca de algún lugar sobrante entre las tertulias del Teatro Cervantes, las luces se apagan y me ciegan de esta saturación de terciopelo bordo y detalles dorados. Una luz blanca alumbra como luna sobre el escenario y da inicio a “Del Ropero al Closet”.
Entre los albores de los alborotos que causo la ley del matrimonio igualitario Teatro por la Identidad no hiso caso omiso a estos momentos de verdad. En esta oportunidad pone en escena, en el cierre de su primera parte, esta obra que con humor demuestra la dificultad y hasta la contradicción que sufren los homosexuales en el momento de sincerar su identidad a lo largo de la historia de nuestra sociedad.
Estuvo más que acertada la combinación de esta historia, que siempre es la misma dividida en bloques cronológicos, con la liberación del cuerpo.
Una muchacha pasa como presentadora de una lucha en ring, qué mas metafórico para describir a la sala en donde un joven confiesa a sus padres inclinaciones sexuales “socialmente incorrectas” en los años 30. Esta muchacha lleva consigo una década escrita en un cartel mientras baila la música de dicha etapa. Tango para el inicio, Reggaetón para el final. Liberando de a poco el cuerpo a través de la danza. Liberando de a poco el cuerpo representado en la imagen femenina. Liberándolo para que con humor los roles se inviertan y de alguna manera sea el padre quien remata, tras tanta negación, con completa aceptación -¡¡¿Por qué mi hijo no es homosexual?!!- le grita a los vecinos y a Dios. En esta época en la que somos muchos los que anhelamos los derechos igualitarios y los que repudiamos los argumentos despreciables e incoherentes de aquellos que viven con el odio y la discriminación que deberían permanecer en las épocas pasadas. Épocas de tango.
Una obra corta con un mensaje preciso. Una pieza más que construye nuestra identidad como sociedad.

Tarde nacional

De un tirón, un miercoles a las 11 am.

Me había recostado la noche del martes 26 feliz de poder descansar hasta el mediodía, pensando que la noticia unánime de la tarde del miércoles, esa que me acompaña entre los sabores de mates solitarios y mermelada cotidiana, iba a ser nada mas y nada menos que la del censo nacional. Nunca me hubiese imaginado que ese feriado no solo iba a levantarme temprano sino que esa noticia no iba a ser plasmada por ningún canal.
Estaba entre sueños y eran las diez de la mañana cuando mi mamá subió las escaleras y con un nudo en garganta me dijo – murió Kirchner.- Pocas veces en mi vida me levante urgente de la cama gritando un qué tan incrédulo entre mis labios. No lo podía creer.
Yo no vote por él. Y lo digo no solo porque tenia apenas 13 años en aquel 2003 sino porque nunca me considere peronista y hoy incluso ni siquiera K. A pesar de ello jamás creí sentir tanta inseguridad, tristeza, miedo y bronca por la muerte de alguien que no perteneciera a mí circulo de conocidos.
Y es que siendo hija de la democracia y con mí corta vida, jamás antes había no solo visto sino también sentido que algo diferente podía gestarse en el seno de nuestra sociedad, desde que ese personaje de mirada extraña y de saco desalineado había asumido la presidencia. Recuerdo cuando agarro el bastón al revés o cuando entre el tumulto de gente se golpeo la cabeza contra una cámara inquieta. No seria la última vez que la prensa lo golpearía. Eso que se estaba gestando era algo viejo que se renovaba como nuevo: política. Política en el escenario público. Esa palabra demonizada que gracias a su gestión volvió a estar presente en la vida de los argentinos. Una palabra que muchos descalifican como si fuera un insulto para esconder bajo la alfombra, entre tantas otras cosas, verdades de una historia negra de la cual nadie desea hacerse cargo. Tal vez por eso llaman a los nuevos jóvenes militantes, vagos politizados. Se indignan, se escandalizan o bien porque hace casi cuatro décadas atrás su única contestación era “Buenos días, señorita” o peor aun porque ellos mismos eran quienes enseñaban el silencio.
Hasta que un día, se bajo ese retrato, un 24 de marzo se convirtió en feriado nacional y recibiendo pañuelos blancos en su despacho se dio inicio al pago de una deuda enorme. Deuda no inscripta en billetes verdes o violetas, sino en gritos de un corazón latinoamericano situado bien al sur del cono sur.
Hoy muchos sin cara se atreven a llamarlo “Un gran presidente”. Ahora que ya no esta. Un poco de hipocresía. No es necesario mencionar sus nombres, sus agencias. Ya son sabidos por todos.
Tristeza y miedo porque es una perdida fundamental en el lado de una balanza que brilla en su cúspide con un modelo integrado por decisiones políticas que hacen ver a la democracia como un camino certero con finalidades comunes: la asignación universal por hijo, la ley de matrimonio igualitario o la tan preciada ley de medios. El guardián que con sus aciertos y desaciertos tenía su mano puesta en el hombro de un proyecto llamado argentina. Haciendo publico lo que fue privado con el neoliberalismo. Yerba mala, esa si que no muere. Y eso es lo que genera inseguridad. Una baja, y como en toda balanza la física la obliga a buscar nuevos equilibrios. Posible búsqueda de equilibrios llena de buitres que este día celebran con champaña de la más cara. Bronca. Los argentinos parece que no tenemos suerte.
Pero luego de mirar la ventana informativa el miedo se apacigua. Ahí esta la actual presidenta. Ella que no es Isabel, el que no era Perón. A pesar de que algunos se sigan parando en la inestabilidad más próxima pensando que la historia puede volver a repetirse con otros actores. No los culpo son los síntomas de las heridas de esta tierra ciclotímica. En lo personal no creo que se retrocedan diez años y no son sentimientos infundados. Me da esperanza toda esa gente que acompaña no solo a esta familia bajo una bandera sino que principalmente acompañan a un modelo de país que hicieron propio. Aquellos independientes que no son militantes, que no miran 678 pero que se sienten identificados por más de una razón. Porque a pesar de las polémicas y los trapos sucios que se puede sacar al sol es indudable que la escena ha cambiado. Y prefiero esta argentina que el de mi niñez y preadolescencia: esa Argentina de los años 90. Y fundamentalmente, porque me llena el corazón de orgullo, prefiero mil veces esta Argentina con una unión de hermanos latinoamericanos nunca antes vista; que despide emocionada, a través de sus dirigentes, con besos, abrazos y palabras de cariño, respeto y fuerza; a la figura política más influyente e importante de los últimos tiempos.
El dolor recorre las calles de Buenos Aires. Gente triste, gente que canta, gente que llora, llena cada rincón de la Plaza de Mayo. “Somos muchos los que estamos, no tocamos bombos, no levantamos banderas pero estamos acá.” Y acá, no se puede creer…

miércoles, 27 de octubre de 2010

Tarde de Pepsi Music


Una competencia en búsqueda de LA canción perfecta, marcada característica de los artistas reunidos en esta maratón musical. Canciones que van escalando grados hacia el cielo nublado de este día fresco, hasta llegar a su tope con el artista que sin duda ha marcado historia por su facilidad para crear hits con canciones que quedan sellados en la memoria emotiva de todos ¿Quién no sabe una canción de Andrés Calamaro? Un recorrido cancionero que despierta diferentes paisajes en la historia personal de los fanáticos que se atreven a llevar su cara en sus remeras, y otros que no tan conocedores se conforman con escuchar ese tema que sirvió de vehículo desgarrador en momentos de crímenes perfectos o cuando los estaban atrapando otra vez… - ¡¡¡Por esta canción me cagaste la entrada!!!- le gritaba alguien entre lágrimas.

Son las cuatro de la tarde de un sábado de octubre. Seguridad te grita “ticket ticket” en la pasarela de la entrada, estoy teniendo un deja vu pero le cambiaron el telón al paisaje. La puesta en escena se desarrolla este año en un lugar alejado de la anciana que no soporta los ruidos estruendosos y deliciosos del rock. Nos acercamos a la costa de frescos aires con olor a rio. Este año el festival de la gaseosa 2010 se presenta en Costanera Sur y nos acercamos a presenciar la última fecha de color local. Una fecha en la que sus grandes artistas populares cubren la falta de organización y esplendor de los escenarios, el costo mayor de las entradas en comparación con otros años, la mala ubicación de un polvoriento escenario numero dos que no deja garganta sin tierra y un sonido no espectacular. Los que asistieron a los anteriores pepsi saben de lo que hablo. A pesar ello, el artista esta y su micrófono espera listo.
En la entrada nos da la bienvenida Javier, el otro Calamaro. Nos relajamos de la caminata larga entre el mate del poco pasto que nos brinda este predio, sonidos divertidos de murga en un rincón bien escondido y lentes 3D que estúpidamente todos probamos. Un mate mas y ya vamos… quiero acostarme un rato entre Ella dijo de Estelares y un poco del cierre de Los Tipitos con Campanas en la Noche. Ninguna sorpresa, solo hits para esta tarde. Incluso con La Macha de Rolando: Santa María, Cabron, Calavera, Arde la Ciudad… canciones que le dan un poco de accion al escaso pogo que presencio hoy. Por ese camino también encara No Te Va a Gustar abriendo un abanico de canciones que ya son himno de una fusión uruguaya – argenta. Mientras tanto, sube la temperatura con la llegada cada vez mas numerosa de cuerpos que llevan impreso en la piel un On the Rock. “Gracias a los que nos vinieron a ver, y a los que no nos vinieron a ver, gracias por el respeto. Fundamental.” Dijo el uruguayo antes de dar inicio el baile. Justo antes del esperado Andrelo tocan Los Auténticos Decadentes dándole ritmo y alegría a la noche con una lista integrada de mega-hits de 24 años de carrera. Somos, Como me voy a olvidar, Los piratas, Un osito de peluche de Taiwán, etc. Saltos que sacan polvo al suelo, literalmente. Cuando se siente palpitar los últimos temas es hora de ir despejando la cancha para buscar un lugar seguro cerca de la valla. Suena La Guitarra de fondo mientras nos hacemos paso entre los escasos espacios vacios que deja la gente entre cuerpo y cuerpo. Estamos lejos aun pero ya no se puede avanzar. La lógica de esto es el VIP, la fragmentación del campo, de tamaño vergonzoso. No queda otra que no bajar los brazos y hacer fuerza entre ola y ola de gente expectante y ansiosa. De a poco voy llegando a mi valla, la más barata, la que tiene mayor aguante y la mirada en flechas de un público que le grita insultos a los de adelante. Hasta que aparece él y la atención colectiva no es más que homogénea hacia un Salmon que traspira un rock star en cada centímetro de su ser vistiendo lentes y ropas negras.

Calamaro esta suelto, ya no detrás del piano como se acostumbraba a verlo, sino detrás del micrófono. Despegó con un abanico de canciones reconocidas, mechadas con repertorios de su pasado en Los Rodríguez, fragmentos de homenajes y más. Temas para no dejar de lado el “toca una que sepamos todos” con ejemplos sacados de la valija mas clásica: Mi enfermedad. Sorpresas para disfrutar como No Woman No Cry o Rosa Rosa entre Sin Documento y Las Tres Marías, tema tocado de la mano de “la línea fundadora de Los Auténticos Decadentes” invitada al escenario. Mas de lo nuevo, mas de lo viejo mueve a la multitud que lo quiere ver.
Calamaro esta excedido en agradecimientos y no olvida el contexto reciente. Para discurso y de manera emotiva recordara a un pibe que luchaba y no se fijaba en que tipo de marca de zapatilla llevaba puesto, a diferencia de la mayoría de lo que es su público. Así pidió “un minuto de silencio o de ruido furioso” en memoria de Mariano Ferreira. También recordó a Federico Moura y se lamentó “por no poder escuchar cantar a Gustavo Cerati”. Para finalizar ese momento con el publico a pura voz sin melodía, tal vez sin ganas, tal vez por respeto, tal vez por un enojo que con en el tiempo se va apaciguando un ,“como quieran”, saludo a Charly García por su cumpleaños. Lo que me hace sospechar la ignorancia del público presente cuando a viva voz gritan Ole Ole Ole Ole Charly. Mas recuerdos con Los Chicos para mostrar una fotogaleria de personajes emblemáticos que ya no están… todos gritan su nombre: Pappo.
Calamaro nos emociona. Antes del cierre la inigualable “Paloma” y el juego de siempre. Me voy pero no me voy, si quieren mas hay que llamar al ego del artista. Y este artista movió el alma de 40 mil personas con Estadio Azteca fusionada con Gracias a la vida, Crímenes perfectos y Flaca. Canciones que hicieron perder la voz a más de uno mientras articulaban cada palabra como si fueran ladrillos de estas composiciones, las más conocidas por todos. Asi se da cierre a la última fecha. Brazos que se bajan, luces que se apagan y una valla que, a pesar de todo, se extraña.

viernes, 15 de octubre de 2010

Noche en Villa General Belgrano



Oktoberfest...

Sumergiendo este retrasado transporte entre el mar de pastos verdes que con cada giro de neumático se hace mas y mas alto. De Córdoba a Villa General Belgrano hay una distancia de una hora y cuarenta minutos aproximadamente, un recorrido que atraviesa sierras, diques y puestos de la comida propia de las picadas. El lugar ya lo conozco y entre las casas a dos aguas y la decoración cada vez mas marcada entre coloridos jardines y madera, mucha madera, me voy preparando para bajar y formar parte de una fiesta diferente. Desplazándome por sus calles nuevamente siento que este lugar es un retrato idéntico de algún libro de colorear que seguro tuve de chica. Es que el exceso de madera que se presenta hasta en las publicidades, las casas pequeñas de techos rojos, esas sillas talladas con corazones salidas de la mas infantil película de disney, el arroyo que atraviesa el pueblo entre árboles, cascaditas y rocas, y las sierras custodiándola como si fuera un secreto guardado; me hace sospechar que estoy en algún cuento de duendes y hadas.
Pero Villa General Belgrano no es ningún secreto. En estas fechas de Octubre esta en boca de todos y el tinte infantil de un pueblo inocente se borra con la llegada de miles de turistas que buscan saborear las más deliciosas cervezas artesanales. Y a eso venimos, a disfrutar de una rubia Brunen bajo el techo a dos aguas de la fábrica artesanal que se encuentra en pleno centro.
Los pequeños micros vienen y van trayendo en manada a la gente que quiere viciar en el Oktoberfest, la fiesta de la cerveza en Argentina. Esta fiesta de tradiciones extranjeras toma lugar en Córdoba de la mano de sus fundadores. Villa General Belgrano fue fundada en los años ´30, por dos alemanes, Jorge Kappuhn y Paul Heintze y junto con la llegada de más familias provenientes del centroeuropeo dejaron marcadas costumbres en cada rincón del lugar, imitación de Munich. En la década del ´60, surge la Fiesta Nacional de la Cerveza, de la mano de los primeros inmigrantes que llegaron al pueblo. Además de la protagonista bebida, se puede encontrar la gastronomía con sus platos típicos y sus deliciosas tortas y todas las costumbres de Europa Central, como la música, los bailes, las fiestas, las artesanías y por supuesto, el idioma; que hoy veo representados en el escenario del Parque Cervecero.
Su protagonista no es barata pero se encuentra en todas sus variedades, colores, marcas y tamaños, a disposición en las múltiples cervecerías, artesanales e industriales, presentes en un sector del predio. Sin duda eso me genero un gran desencanto, esperaba ver mas carteles artesanales y pocos industriales, pero por lo visto no se puede competir con los gigantes llenos de quien sabe qué conservarte en sus lúpulos y cebadas.
Disfraces pintorescos y jarros cerveceros que cuelgan del hombro con su cinta color amarilla, negra y roja (como no podía ser de otra forma) invaden la calle principal convertida en peatonal y decorada con banderas de todas las naciones. Y con el tumulto de gente viene aparejada una ironía que no podía dejar de mencionar: en la fiesta de la cerveza no se puede (o no se debería) consumir bebidas alcohólicas en la calle. A pesar de eso, las horas pasan y los primeros cánticos se oyen desde todos los rincones. La noche es amena y la gente es una fiesta. Alegría, alegría, alegría. Es una noche diferente y divertida que no se sacia con el primer trago y busca en cada barcito cubierto de roble y pino un poco más de sol bajo la espuma.
A la mañana siguiente es poca la resaca y muchas las ganas de disfrutar de más sol, pero del sol de verdad. Aunque vinimos a la fiesta el cuerpo pide a gritos que haga algo que me haga sentir realmente en Córdoba. Conexión con la naturaleza, tomar distancia de la gente y, a pesar de ser turista en este fin de semana largo, tomar conciencia del viaje. Cerro de la Virgen. 240 metros colina arriba, empinados y molestos pero de sonrisa delicada que mira profundamente el horizonte y mucho más haya cuando lo verde se confunde con lo celeste. En la mezcla juntos abren un gran signo de interrogación y con los cánticos de la brisa me invitan a visitar lo inexplorado. Lastima que Buenos Aires a pesar de estar tan lejos esta tan presente y de a poco corta el tiempo de óseo. Egoísta y mezquina nos quiere solo para ella. Mejor bajamos y seguimos de joda, antes que el tiempo nos haga volver con un tirón. A bailar!

martes, 12 de octubre de 2010

Noche de pasada...

Me despierto bien temprano sabiendo que el primer día ya arranco o mejor dicho la primer noche como me gusta llamarlo a mi ¿Por qué? Por lo misterioso, divertido, intrigante y un sin numero de cualidades mas que en mi vida le atribuyo a la noche y a mis viajes. La juntada entre amigos, el tiempo de óseo personal, el momento ideal para la lectura, la película, una llamada por teléfono o cursar. Suelen decir que quienes nacen cuando el sol no esta viven toda su vida sufriendo una adaptación rigurosa a los horarios del sistema. Lo creo. Naci a las 00.30 y el horario de la tardecita a pleno sol siempre fue mi tortura y ni hablar del molesto amanecer con sus pájaros despertadores. Hermosos horarios para dormir una larga y profunda siesta (de ocho horas o más).
Noche: rica en inspiración ,como la musa más preciosa, tranquiliza, suaviza y despierta con su luna mi estado más natural. Y quisiera que sucediera eso esta noche pero no. Hay algo más genuino y verdadero en mí: ser mujer. Condición eterna que me condena otra vez para que junto con esta capsula de tiempo a ruedas de terciopelo incomodo hagan escraches totales con mi cabeza. Un viaje extraño de puro insomnio, frio y dolor. Odiando que lo físico condicione mi alma.
A pesar de las enormes pequeñeces que regulan mi ánimo hay detalles gigantes que me hacen sonreír. Que mas decir si ya estoy en mi provincia favorita. Mucho mas que fernet y cuarteto para mi. La cuna de los mejores recuerdos de la infancia, la adolescencia y mi actual juventud. Los faroles gigantes del cielo nocturno, luces diez veces mas brillantes que en mi hogar. Frases cantadas y tonadas que amo. Algún recuerdo infantil. Una ronda de cerveza con Luciano Galende y pibes de La bisagra en una fiesta en algún rincón del bosquecito de Ciudad Universitaria. Jugar a ser barman y por fin recostar aunque sea por tres horas este cuerpo pesado en posición horizontal. Tres horas fundamentales para disfrutar con ojos mas abiertos un desayuno, acordes con canciones, sueños con serpientes, hasta siempre cte... y abrazos de despedida. Fichas claves para darle pilas al principal destino… Villa Gral Belgrano. OktoberFest haya vamos!!

lunes, 4 de octubre de 2010

Noche de FuerzaBruta


Una tarde cercana disfrazada con una noche de viaje...

Advertencia: no recomendable para estructurados.

Personas dispersas se reúnen en un lugar común para ser participes de una experiencia fuera de la lógica del significado común que le otorgamos al termino “teatro”. Las puertas abren paso a una sala vacía inundada en color azul violáceo, rasgos de la luz ultravioleta que acompaña en perfecta armonía la frenética música electrónica. Una previa para entrar en clima.
Desde sus inicios en De la Guarda quise ser un espectador más pero por una razón u otra nunca lo había sido. Hasta que pude presenciar parte de su arte en el desfile de los festejos del Bicentenario Argentino en la Av 9 de Julio. Luego de ese Mayo me decidí finalmente a comprar la entrada. Y este viernes estoy acá sumergida entre sonidos artificiales pero que hoy, entre estas cuatro paredes negras de la Sala Villa Villa del Centro Cultural Recoleta, se sienten tan naturales.
Lo azul desaparece y nos deja ciegos. Todo inicia con el corredor. El primer impacto, la primera bala y un fuerte golpe a mi sensibilidad que se manifiesta en escalofríos en mis brazos y un querer interpretarlo todo. Pero no, FuerzaBruta pretende quebrar con el sometimiento intelectual del lenguaje y usar todos los medios posibles para manipular un camino a la liberación corporal a través de la sensibilidad del espectador. Y lo logra… al poco tiempo despego a una realidad paralela. Es poco, tal vez nada lo que pienso y mucho lo que mi agitado cuerpo bailante y saltarín siente entre los sonidos de murga. Ser protagonista. Esa es la tarea de los concurrentes, de lo que en un inicio parecía un mero público pasivo. Me entrego en un completo transe para formar parte de un hecho artístico. Es la diferencia entre presenciar y experimentar, la cual esta asegurada en el fácil contacto con el personaje y las imágenes. Es una fiesta a los sentidos entre murga, piletas flotantes, escaleras gigantes, personajes delirantes; que utilizan objetos tangible spara sumergirte en un escenario imperceptible.
El remate final lo tiene bajo la manga el DJ con su cascada inesperada en un rincón oscuro de la sala. Me empapo de pies a cabezas con una ducha para lavar del cuerpo a FuerzaBruta y volver al mundo razonable de lo mundano y cotidiano, fuera de los espacios libres que nos brinda el arte. Un espacio cómodo para seres sin vergüenza que explotan al máximo oportunidades divertidas y de imágenes bellas como estas.
A pesar de todo lo abstracto de este espectáculo es inevitable intentar encontrarle un sentido lógico a las imágenes móviles. Mi imaginación crece entre la interpretación de representaciones particulares como un embrión, una oficina, un sueño, etc; hasta otras más generales como la consumación de la promesa de la modernidad junto con la liberación del cuerpo… Y tantas otras que escucho camino al bar más próximo. Todas falsas, todas verdaderas.

viernes, 1 de octubre de 2010

Día en Ciudad del Este



Ciudad del Este
Demonios en mi cabeza, dolor, virus, bacterias. Que se yo. Intento ignorarlos pero me condicionan de los pies a la cabeza.
De todas maneras mis inquieta curiosidad es mas fuerte que cualquier ser unicelular que me quiera hacer doblegar. Aunque arrastre los pies, aunque finja sonrisas, aunque no compre nada.
A un lado la agencia con su micro lujoso. Esta tarde viajamos gasoleras en bondi y a pie. Hace calor mucho calor… por lo tanto mi cuerpo afiebrado pasa desapercibido entre las sospechas de mi mama que mira con preocupación mi cara cuando me oye tararear Capullo de Alelí, canción que siempre canto entre las pavadas pronunciadas bajo el efecto delirante del calor bajo la frente.
La aduana es un embudo que va solo en un sentido por la mañana y otro por la tarde noche. El tráfico es como un reloj de arena que se invierte cuando el último grano, el último rayo de sol, cae. Punto tripartito. He tenido más problemas para entrar a un recital que atravesando esta frontera.
Contaminación visual + contaminación sonora + trucho todo trucho = ¿La Salada? ¿Acaso Once? Parecida, muy parecida pero multiplicada por diez pisos mas. A un lado quedo la naturaleza también. Mas cemento polvoriento que acá imposible. Lugar en donde tres países y culturas parecidas pero diferentes se mezclan bajo un mismo letrero: Comercio. Boludese de bazar, ropa, electrodomésticos, electrónica, etc. Mercancías de diferentes tamaños, colores, pixeles, lentes y pantallas planas. Pequeñas joyas custodiadas por un estado que brinda su seguridad nacional al servicio de la mercancía ilegal en Ciudad del Este.
Pero dentro de lo trucho hay diferentes niveles. Todo el mundo te dice – En la calle NO!- . Adentro en el primer piso muchachas paraguayas vestidas con uniformes ridículamente provocativos como animes japoneses, adivinan precios entre dólares, reales y pesos. Arriba en Mona Lisa, ultimo piso, mujeres de traje negro venden en relucientes vidrieras Amoure by Kenzo, Gucci, Cannon y Panasonic.
Los turistas se ven encantados con los precios bajos. Pero para nosotras no hay tantas diferencias con los lugares antes mencionados. Quieren que gaste a toda costa pero no, no voy a comprar cosas que no necesito por el siempre echo de estar un par de pesos menos. La gente afluye por doquier para consumir y sacar provecho de la desnudes ignorancia, rusticidad del populacho que vende entre mercancías que nadie sabe de donde vienen ni a donde vuelan las divisas. Triangulo de las bermudas. La ciudad de la que todos hablan como extraña pero que a mi se me hace muy familiar.
Mejor nos retiramos antes que anochezca… fiebre fiebre fiebre!

domingo, 26 de septiembre de 2010

Noche soñando el norte


Cuando se asoman días más largos, más cálidos y celestes no solo mi ánimo se ve contagiado con el aroma a lavanda y laurel de la entrada de mi casa, sino que mis ansias sufren también cambios. Espontáneamente de vez en cuando aparecen niveles de impaciencia. Ya se que el tiempo pasa volando. El año ya termina. Pero no me basta tantearlo con las yemas de mis dedos, no me agrada hacer puntas de pies para poder rozarlo, quiero estar en fechas YA.
Y entre marañas en mi cabeza, pies inquietos y frescura de un aroma a noches de arabia por un baño reciente, me siento frente al libro gordo de petete virtual y tanteo con las yemas de mis dedos el próximo escape. El buscador de a poco combinara los símbolos correspondientes: NORTE ARGENTINO – BOLIVIA.
Miro desde estas ventanas los mares inmensos de sal, los caminos, las vestimentas, los colores, los paisajes y deseo ser yo la sombra proyectada por ese alguien en aquel ocaso extraordinario. Cuan impaciente estoy que hasta comienzo a marcar la ruta posible del recorrido, a buscar posibles lugares para armar la carpa, trenes, paseos y demás. Pero pasadas las dos horas un sentimiento de incertidumbre, de desinterés y aburrimiento invade mi ser. Quizás estoy dejando pasar algo importante. Pienso si me olvido de algo, si necesito una mochila nueva, a quien podría robarle la carpa por un mes sin que tenga miedo de que vuelva a perderla haciendo dedo, y sin quererlo vuelven a mi mente esos viajes…
Cierro las pestañas, cierro las ventanas, tiro el mapa en algún rincón de la jungla de mi cuarto para que se pierda y sacudo mi cabeza para olvidarme de cientos de cosas que intente memorizar. Esa incertidumbre era producida por esta actitud extraña de orden y de algo que sí había dejado pasar.
Me había olvidado que soy demasiado vaga para organizar cualquier cosa pero principalmente me habia olvidado que lo más divertido de todo esto era el motivo y el fin de viajar. Perderme, desorientarme, relajarme, desaparecer por un tiempo, olvidarme…
Lo único que necesito para programar enero es esta foto...

Ahora sí puedo ir a soñar dormida y tranquila, el tiempo asi pasará volando...

sábado, 18 de septiembre de 2010

Tarde con trazos de lápiz multicolor.


Un lápiz trazó un "viajesito" desde la "terminal" Congreso, subiendo por Av Rivadavia, derecho por la Av de Mayo llegando finalmente a Plaza de Mayo.

Con cada paso el calor aumenta. La juventud se acelera. La calle se hace peatonal y la carne se fermenta con entusiasmo en la sangre.
Murga, color, cánticos, bengalas, música, banderas y hasta una representación rodean la cúpula del Congreso. Cuanto arte y cuantos jóvenes. Creerás que se trata de algún recital o de una fiesta, pero no. Es la prueba de que el estereotipo que hoy día tenemos acerca de nuestra adolescencia y juventud en la sociedad por medio de los medios de comunicación, aquella que muestra al chico violento, drogadicto y vago, es errónea. Los jóvenes construimos también y muchas veces somos nosotros quienes, irónicamente, damos lecciones a los adultos.
Hoy se cumple un año más de la Noche de los Lápices. Hoy se recuerda a los compañeros que aquel 16 de septiembre de 1976 fueron secuestrados, torturados y desaparecidos por haber luchado en reclamo de sus derechos como estudiantes. Aquel boleto estudiantil secundario que hoy se ve reflejado en la lucha estudiantil por la educación pública. Miles de alumnos secundarios, universitarios, terciarios, docentes y padres tienen una materia en común que se dicta en el aula de nombre “Plaza de Mayo”: reclamar mejoras edilicias y mayor presupuesto educativo. Más allá de las formas, más allá de los métodos, hoy todos se mueven por la misma razón.
Poco a poco la multitud se multiplica, se triplica. Una madre viene de trabajar con sus bolsas y libros para apoyar la marcha de su hija en silencio. Silencio porque no necesita decir nada, sus ojos reflejan el orgullo y tal vez un recuerdo no muy lejano de hace unos treinta años atrás.
Desde los balcones son muchos los que se aproximan a sacar fotos o a mirar la longitud de esta inmensa marcha que tiene memoria, que hace memoria. Mañana dirán que ocupó la longitud de diez cuadras. A ciencia acierta no lo sé ya que mire donde mire hay gente que abarca todo en el horizonte de estas calles.
Voy donde oigo el hermoso ruido de la fiesta barrial bajo una bandera que dice IUNA. Los estudiantes de arte no dejan de ser artistas nunca. Se lleva en la sangre, se lleva en cada manifestación, incluso mínima, de la vida. Bailan contagiosos al ritmo de la murga entre disfraces de payasos, lápices coloridos y carteles intervenidos por alguna mano pintora.
La música también es parte de la UBA y entre facultad y facultad se hacen paso los cientistas sociales con enérgica marcha entre la murga y el disfraz del añorado edificio único que divertidamente viste uno de los compañeros. Naturales y su bandera gigante amarilla. Cientos de banderas de todos los colores. Wipalas flameando tras deliciosos instrumentos nativos. Banderas de partidos políticos. Política… No es una mala palabra “personas adultas”, no es una excusa valida para deslegitimar ESTO.
“La educación es un derecho” se repetía en los escenarios frente a la Casa de Gobierno.
Los medios de comunicación publicarán mañana que un grupo reducido realizó escraches ante uno de los edificios porteños mas “bellos”. Intentarán describir los hechos de la manera más violenta posible. Otros disminuirán la participación activa de las estudiantes de universidades y harán hincapié en el reclamo secundario contra Macri. Otros por el contrario escribirán sentencias contra el gobierno nacional. Y pasado mañana serán muchos los que solo recuerden la imagen de un muñeco deteriorándose bajo las brazas del fuego. Pero este ojo, intento cronista, es testigo y sabe que esa sabana blanca que encabeza a los cuerpos marchantes tiene razón “A 34 años, los Lápices Seguimos Escribiendo”

martes, 14 de septiembre de 2010

Día en Costanera Sur


Siguiendo por Villaflor a unas cuatro o cinco cuadras me topo con la Reserva Ecologica Costanera Sur o mejor conocida como Costanera Sur, pero eso forma parte del pasado:

En la decada del Centenario miles de porteños se acercaban al lugar en busca de aire fresco en las tardes de verano, o para bañarse en el río. El lugar estaba enriquesido con la instalación de bares y confiterías que sumaban su belleza arquitectónica a la Fuente de la Nereidas, de la escultora Lola Mora, la estatua de homenaje a los aviadores del Plus Ultra, en estilo art decò, las farolas de bronce, el monumento a los Reyes de España. El balneario se convirtió en uno de los paseos preferidos de los porteños, no sólo durante el día, sino también por la noche, gracias a los espectáculos de música y variedades ofrecidos en las confiterías. Hacia fines de los años ’50 comenzó la decadencia del Balneario, las instalaciones se fueron deteriorando y poco a poco comenzaron a aparecer carteles que prohibían el baño debido a la contaminación del río. En los ´70 una decisión golpeó la estetica del viejo y contaminado balneario ¿Las razones? Se dice que querían ganarle tierra al rio y colocar alli la administracion de la Ciudad, proyecto sin sentido de la dictadura que quedó en suspenso. Un dolor profundo en el estómago me surgió de un recuerdo acerca de una historia argentina reciente, llena de dolor, de sangre y muerte. Muerte. ¿Serán verdad las historias sobre la verdadera razón de ser de esta mezcla de vegetación con basura y los aviones? Aviones, cuerpos, mar, río. Personas que son memoria, gente que ya no esta.

A aquella tierra abandonada la naturaleza se encargo de abrazarla en su seno. A partir de entonces, y en forma espontánea, comenzaron a desarrollarse diferentes comunidades vegetales a partir de semillas presentes en el sedimento, transportadas por el viento o dispersadas por los animales. Al proporcionar refugio y alimento, las plantas favorecieron el establecimiento de poblaciones animales. Desde el primer momento, las lagunas y pastizales fueron surgiendo, llamaron la atención de los amantes de la naturaleza y los observadores de aves, que comenzaron a visitarlas regularmente. A medida que crecía la diversidad biológica, aparecían los bosques y aumentaba la variedad de especies animales, el lugar fue convocando a más gente, aerobistas, ciclistas, estudiantes naturalistas y observadores de aves extranjeros de paso por Buenos Aires. Luego se conocería como la Reserva Ecologica Costanera Sur.

Ahora el agua estaba ahí como yo no lo recordaba, hace unos años la sequía había drenado por completo el pantano en la Laguna de los Coypos. Parecía una barrera triste y seca entre la civilización y la naturaleza. Ahora es más un montículo de agua, pasto, basura que nadie recoje, pantano atravesado por motores en el aire. Invadido cada rincon por miles de aves de diferentes especies, colores y tamaños. Algunas de las confiterías siguen estando alli aunque ya no cumplen la funcion de servir cenas, bebidas, tango y espectaculos. Hoy en día la Cervecería Munich ya no divierte como antes. Acompaño a la decadencia del balneario y luego se transformo en el Centro de Museos de Buenos Aires donde infantes expresan su arte en cada rincon de sus muros con pinturas y dibujos divertidos. A pesar de la drástica transformacion todavía quedan vestigios de lo que alguna vez fue. Balcones por doquier parecidos a obras Shakesperianas. Detalles en vitro que muestran una fuerte descendencia alemana y cervecera. Hasta los azulejos y las baldosas son contagiados con el entusiasmo de la cebada. Imagino desde la vsita de sus balcones miles de historias que podrían haber sucedido en el pasado. Historias de amor, de locura o muerte. A lo lejos un tumulto verde me impiden la mirada al río… hacia alla me dirijo.
Chimeneas aportan un poco mas de suciedad al aire en la distancia, atras de la abundante vegetacion. Pero su posible olor es tapado por algo mas cercano y atractivo. El aroma a comida inunda mi nariz. Sobre esta vereda, que bordea y separa la naturaleza del asfalto, estan asentados docenas de puestos de chori con sus respectivos nombres “Su Parrillon”, “Nuestro Parrillon”, “Tu Parrillon”, “El Parrillon”, etc. No hay mucha originalidad lo cual me hace sospechar que son casi todos del mismo dueño. Pero nadie quiere hablar. Todos te atienden con calidez pero a la primera pregunta esquivan la mirada.
- No entiendo. No tengo nada que decirte. No se nada.- Me dice un anciano con la peor de sus caras.
Todos o casi todos. Una empleada con redesilla en la cabeza me contaba sobre los problemas de mantenimiento que tuvieron y tienen durante el año mientras me servia las mas ricas papas fritas.
- El problema princiapal para los negocios es el baño. Los fines de semana estan cerrados. Y la gente se queja porque no puede venir a comer algo rico y no tener baño. Para colmo los sabados y domingos el lugar se llena. -
- Mucha gente son atraidos por el olorcito a la comida y lo tranquilo de este paseo. –
- Viene todo tipo de gente. Desde el tachero que hizo una pausa, el extranjero que quiere probar algo diferente o el corredor que se ve tentado con el aroma. Hasta Julio Boca que vive alla arriba me vino a visitar una vez. – Señala las torres gemelas que hacen sombra en la reserva. Los edificios mas altos de Capital Federal.
Antes de irme a disfrutar mis papas en el recorrido de la Reserva compruebo lo que ella me relató. Un extranjero se acerca a probar un poco de esa comida autoctona que los argentinos aman y unas corredoras se rien de sus debilidades ante la tentacion.
Nunca llegue a ver el agua del río, nisiquiera en las lagunas. Una patrulla me echo antes de que sonara la campana. La verdad es que nunca me había percatado del acelerado reloj que marcaba el tiempo en mi muñeca. Me había perdido en el "mar de pastos" de la Reserva entre historias de y con mate, el compañero ideal para el mirador y el clima frío. Un avion que vuela en lo alto y por lo bajo un pajaro que desplega sus alas imitandolo. Cerca, Colas de Zorro acarician con la brisa las bases de los edificios que descansan a lo lejos. Todo indica el fin luego de que el sol rozará con sus colores anaranjados plieges de la Ciudad de Buenos Aires para darle lugar a la oscuridad festiva y viciosa de los viernes. Contrastes de la naturaleza y la urbanidad. De todas maneras este contraste es pura apariencia. No hay naturaleza libre. Los pastos estan cercados, los horarios de exploracion determinados y sus recorridos bien delimitados. Pero en esta inmensa ciudad de asfalto el refugio es un pequeño escape, un patio trasero para recordar otros lugares. Un patio trasero raro pero que existe.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Día pisando Puerto Madero


El paisaje se torna cada vez mas horizontal y amplio. Descubro una mezcla armoniosa entre edificios antiguos, plazas enormes y limpias vestidas de césped y árboles delicados, la contemporaneidad de monumentos brillantes que reflejan al cielo como espejos, los mas caros restaurantes y hoteles, y las colmenas de concreto y vidrio a las que me voy acercando. Decoraciones minimalistas o Feng Shui. El Puente de la Mujer como estalactita perlada corona a la reina. Sillones en las veredas para tomar café. Perros de “marca” y documentados con árboles genealógicos. Policías en cada esquina. Puerto Madero:”Bella” y soberbia. Es el barrio más joven de la ciudad y se nota, todo tiene olor a nuevo. Es el barrio mas caro de la cuidad y se nota, todo tiene pinta a billete verde.
Todos estos detalles me hacen mucho ruido en la cabeza mientras camino al lado de los diques. Hay tanta armonía entre lo limpio y lo bello que el entusiasmo contagia pero al mismo tiempo empalaga. Es tan argentina Puerto Madero en sus folletos y en sus paseos que me siento tan ajena, tan internacional y extranjera. No se si es casualidad pero las primeras cinco personas que cruzo hablan otro idioma que no es castellano. Ésa no era la argentina que suelo vivir en el conurbano bonaerense a una cuadra de mi barrio, esa que esta pegadita a las vías, esa donde viven todos mis amigos, entre el termidor, la calle de tierra, la cumbia, el ladrillo hueco a la vista, el poco revoque y las vías con zapatillas colgadas de los cables, los puntos estratégicos de los que venden un poco más de elixir de la muerte a los cadáveres.
Miro el mapa para ubicarme mejor. Es un apéndice, una isla unida a la Capital Federal por unas sogas en línea recta que cual venas que se hacen llamar Elvira Rawson Dellepiane, Vera Peñaloza, Azucena Villaflor, Macacha Guemes, M. Sánchez de Thompson y Cecilia Grierson. Estas mujeres que fueron precursoras, muchas veces profesionales relacionadas con la docencia y militancia política, lucharon en su tiempo bajo el ala del feminismo y el socialismo. Mujeres socialistas, anarquistas y feministas dando nombre a las calles del nido de los negocios capitales. Calles de mujeres, Puente de la Mujer, Parque de la Mujer. Todo tiene un tinte femenino y mi ojo me dice que mas que estar relacionado con la lucha de Elvira, de Julieta, de Cecilia o Azucena, esta ahí para mezclarse con la estética del lugar. Los hombres que relacionan a la figura femenina con lo hermoso, delicado, lo pecaminoso, la manzana prohibida, como lo hacen cuando intentan darle carne y hueso a la libertad. Puerto Madero es estéticamente limpia y prolija y para muchos es un deseo similar a lo lujurioso, envidioso y tambien prohibido porque para muchos tiene aspecto de inalcanzable, por la altura de sus edificios, por lo caro de sus menús.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Día de un viaje a Costanera Sur


Conozco el lugar. Lo conocí hace unos cinco años esa edad en la que uno tiene los años suficientes para viajar solo distancias largas por placer. La edad en la que uno se pregunta que rincones esconderá la ciudad vertical y si será cierto la inmensidad de su naturaleza. Esa inmensidad que de chica veía en los gestos de los adultos de Buenos Aires cuando combinaban las palabras – Ayer fui a Capital.- Era una frase con premisa de novedad, como si fuera más importante que visitar Hurlingan, la cual se encontraba a la misma distancia de casa que Ciudad Autónoma.
Así de la duda salte al hecho y viaje. Pasear por Capital y descubrir sus escondidos rincones se transformo en el pasatiempo de vez en mes. Retiro era siempre el primer pliegue a desdoblar en este mapa del tesoro. Seguía Plaza San Martín, Florida, tal vez Corrientes con sus teatros o Recoleta con sus bosques afrancesados, esa con tintes coloridos de un menjurje de circo, música y artesanía, o quizás Congreso a saciar el hambre en mi restaurante favorito o si el paladar pedía pizza el destino sin duda era Chacarita. Nueve de Julio… solo para caminar. Todo según el día, según las ganas, según la plata. Pero aunque en general no solía tener nada de plata en el bolsillo, casi todo es gratis en Buenos Aires. Solo hay que rebuscar en los rincones. Rica en cultura, de asfalto. Una burbuja frágil de cristal pero dura como el concreto.
Millones de personas la visitan cuando sale el sol. La luna se ve tan solitaria los días de semana. Es un corazón que duerme solo y tranquilo, que sueña con los latidos veloces de los pasos agitados y rápidos que le brinda la adrenalina transportada por sus arterias pulmonares a partir de las 6 de la mañana de lunes a viernes. Es adicta a ese movimiento, a esa asceleracion en la sangre. Tanto que en su búsqueda de más acción se vuelve violenta, nerviosa e impaciente.
Los fin de semanas son las noches las que no descansan. La variedad existe pero satura las opciones. Donde en plena oscuridad miles de luces descargan vicio y vida. Juego y baile. Recitales y exposiciones. Música de miles de armonías y melodías diferentes transportada en las venas. Gritos y silencios en la noche. Llantos o risas. Todo depende de donde estés parado.
Amo Capital Federal la amo tanto como la odio.

- Chacarita. –
- ¿Ida y Vuelta? -
- Ida. -
La basura de las vías vuela en remolinos cuando el poderoso San Martín se acerca firme a la estación San Miguel. Pobre José de San Martín, considerado el Libertador de America y el más grande, al igual que con los billetes, acá nombra al tren más precario. Y allá del lado izquierdo cerca de la estación Mitre esta el famoso Patio Bullrich y del lado derecho acompañando a la estación San Martín la igual famosa Villa 31 con gente que lucha por tener algún San Martín en el bolsillo.Esta frontera que junto a su avenida y vías de tren separa a dos mundos polarizados. A la izquierda burbujas de cemento y vidrio que engloban al consumismo y una gran vida capital diferente a la realidad de la derecha, residuo de la primera.

No hay mucha gente en estos horarios de siestas y viernes. Normalmente vería colgados de los vagones a las personas que retrasados no quieren llegar tarde a sus empleos. Causa de miles de accidentes y de carteles de prevención que juegan con la sensibilidad para generar conciencia o con coloridas pancartas con enigmas ingenuos y molestos que uno lee una y otra vez para no perder la costumbre. Lo mejor para un recorrido ya conocido de memoria son los auriculares y la radio. Me dan ganas de reír a carcajadas como esta locutora pero todo aquello que se asome al trasporte publico y no sea el de expresión ambigua entre la nada y la reflexión, entre la distracción y la observación, el de simplemente la indiferencia, me acercaría al que dirán y la clasificación de locura. Así que sonrío delicadamente y cierro los ojos para intentar dormir. Pero descansar se me hace difícil. Con este frío el ciclo del agua juega a hacer escarcha entre las bifurcaciones de la piel y vapor entre los labios rojos. El abrazo propio quiere ahuyentarlo pero es inútil la locomotora parece estar en mis piernas y no yo en ella.
Ya se siente llegar Chacarita y próximamente se ve el círculo rojo con boca a lo subterráneo.
- Dos… –
Adoro el subte. Si no fuera por este trasporte siempre me perdería en esta ciudad de esquinas parecidas y sus acolchonados asientos me hacen sentir en un primer tacto, por un breve momento, como esa niña que jugaba a saltar en la cama de resortes de sus abuelos. Las expresiones siguen siendo las mismas. Alem.
Luna Park. Esta esquina me trae divertidos recuerdos. Pero esta tarde no hago fila para sacar nuevas entradas y, no sin antes echarle un vistazo a la cartelera, sigo de largo por los últimos metros de la Avenida Corrientes en vista al río. Pero antes de llegar a ver al oleaje hay un barrio que atravesar...

martes, 7 de septiembre de 2010

Tarde con pantalla grande independiente


Un recorrido de un recuerdo no muy lejano y anotaciones para el año proximo...

El día se despierta tarde con la resaca de una noche de tormenta. Son las 10:00 AM de un sábado gris. Pocos agujeros celestes se ven en el cielo. Vestigios de un aroma a café que se impregno en la ropa, abrigo en mano, paraguas, agenda y lapicera, morral, guía T del bolsillo para un viaje de una hora y cuarenta minutos a la gran cuidad porteña y un par de pesos es lo único que necesito. Es que para esta tarde de sábado no es necesaria mucha plata. Es un día especial para el pochocho, la coca y la pantalla grande. Pero esta vez no voy a ver cualquier película comercial. Hoy es sábado de BAFICI, el doceavo Festival Internacional de Cine Independiente que se realiza en Buenos Aires. Nació en 1999, y año a año se consolidó como uno de los Festivales de cine más destacados del mundo, con un importante reconocimiento y un lugar de privilegio en la agenda cinematográfica internacional. Es reconocido como vehículo fundamental de promoción para la producción independiente, que aquí puede mostrar los filmes más innovadores, arriesgados y comprometidos. El Festival integra, a través de su amplia programación, diversas expresiones culturales y reúne a directores consagrados y nuevos talentos en un ámbito dinámico. Con un amplio rango de películas que incluye premieres mundiales, argentinas y latinoamericanas, además de merecidas retrospectivas, es el evento más grande y prestigioso para el cine independiente en América Latina.
Luego de un tren y un subte llego al Abasto Shopping, una de las sedes de dicho festival.
Me encuentro en medio del tercer piso, rodeada de carteles celestes, computadoras, panfletos y lugares de descanso. Un contraste marcado entre la gente que va a buscar la programación del cine y aquella que pasa por los costados para subir al cuarto piso en las escaleras mecánicas de esta gran feria chick de marcas conocidas y aparatos ruidosos. El contraste se encuentra tanto en la forma de vestir, la edad, la manera de caminar directo al stan con esa expresión en el cuerpo que sabe a donde va, el habla de algunos japoneses que buscan algo en particular le da su tinte de internacional al lugar, o el simple echo de tener el panfleto en la mano me hacen saber que vienen por lo mismo.
Llega una amiga y elegimos película. Decidimos ver “Cortos Muestra Programa 3” que comenzaba a las 14:45. Luego de hacer una cola de varios minutos nos percatamos de que no era la correcta, la fila para sacar entradas del BAFICI se encontraba a un lado mal señalada, razón por la que llegamos 5 minutos tarde a la última sala de Hoyts numero 12. Había notado en la fila que muchas personas se encontraban ansiosas. Con la programación en la mano consultaban por largometrajes con entradas ya agotadas. Parecían estudiantes de cine y tras haber cruzado un par de líneas con ellos, acerca de la mala señalización de la fila, me di cuenta que efectivamente lo eran.
La sala estaba llena, pocos lugares quedaban libres a los costados.
El primer corto se llamaba “Esa soy yo” de Belén Blanco. Contaba la breve historia de una vieja actriz preparándose desde su camerino para salir a escena. Intentando ser algo cómica en algunos momentos me pareció buena aunque no llenaba las expectativas.
“Retratoautorretrato de Lola Prun” de Paulo Pécora no fue nada convencional. Me pareció interesante el manejo las imágenes en blanco y negro de la playa y la mezcla de voces de fondo que leían una triste carta de amor. No tenía mucho sentido pero el manejo de esos recursos me provocaron un encanto especial. Más que contar una historia contaba sentidos.
El mejor fue “Cyntia todavía tiene las llaves” de Gonzalo Tobal. Se trataba de una chica que tras haberse separado de su pareja aun vivía en secreto por las tardes en el departamento de él. Mientras recorre los rincones de su viejo hogar cuenta con cinismo cómo su vida se encuentra encerrada en los recuerdos de lo que había sido un intenso amor.
Al terminar el tercer corto muchas personas se retiran de la sala incluyendo mi amiga.
Comienza a proyectarse “Del amor” de Goyo Anchou. Lo poco que pude ver antes de quedarme dormida fue lo que parecía una extraña comparación entre tres mujeres en bikini y lobos marinos tirados en una playa bajo el sol. Esta película en blanco y negro, sin conversación alguna y con música estridente casi de terror de fondo, terminó por sumergirme en el mundo de los sueños. Lo último que recuerdo fue la palabra cristalización dominando toda la pantalla cual película muda.
Desperté avergonzada. El siguiente y último corto no fue mejor. “Música para un film perdido” de Luciano Zubillaga parecía realmente perdido. No encontré conexión alguna entre las imágenes, las voces de los locutores, los sonidos, etc. Me imaginaba al director de este film mezclando recursos sacados al azar de una galera. Fiel a una visión dadaísta surge como resultado este corto de 20 minutos eternos que hizo dormir a muchos espectadores.
No me quería retirar tan temprano y llevarme una mala imagen del Festival, pero tampoco quería volver a pagar 10 pesos y estancarme mirando un largometraje que no me interesara, producto de mi escasa experiencia como espectadora de cine independiente. Así que luego de pasear un rato por los rincones del tercer piso y mirar una y otra vez la programación sin saber que hacer, opté por ir al Paseo Carlos Gardel y mirar alguna proyección gratuita al aire libre. Me bastaron no más de 2 minutos para sumergirme en la historia que estaba observando en aquella sala improvisada. Otra vez lleno a pesar del clima que oscilaba entre el buen tiempo y la lluvia, me senté en una de las pocas sillas disponibles a un costado. Los sonidos bulliciosos de la calle no molestaban para nada, desaparecían en el espacio entre la audiencia silenciosa y la pantalla gigante. La acción de “Tape”, del director Richard Linklater, se desarrolla en una habitación de un motel. Allí se aloja Vince, un joven que en la actualidad se dedica al menudeo en la droga, alternando esta actividad ilícita con su condición de bombero voluntario. Vince ha acudido hasta allí para asistir al estreno de la película de su amigo Jon. Este acude a visitar a Vince a su habitación, y en la conversación entre ambos muy pronto comenzarán a relucir reproches que responden a la diferente concepción que de la vida, el futuro y el triunfo tienen ambos. En la profundización del debate entre los dos aflorará un oscuro suceso del pasado de Jon; diez años atrás protagonizó una violación con su compañera Amy. El recuerdo de aquel suceso aparentemente olvidado lo atormentará. La joven tras la sorpresa inicial y el doloroso recuerdo de lo sucedido, aparentemente superado, ejercerá su venganza hacia los dos. Es así como con un solo escenario y tres únicos personajes, logra mantener el interés en todo momento. En Bueno Aires se respira cine. Unos últimos aplausos, el sol que se iba ocultando y las personas que se retiraban en masa me indicaron que debía retirarme. Un viaje largo me esperaba.

sábado, 7 de agosto de 2010

Día en Cataratas del Iguazu


La ametralladora de flashes de Wanda se quedo corta.
El sol al fin se asoma entre las pocas sombras que quedan hoy y con sus rayos tenues roza el rocío lagrimeado sobre la tierra colorada y húmeda. Esa caricia empapa mi nariz con un aroma dulce y delicado proveniente de las profundidades de la selva mientras recorro las vías que la atraviesan. Un tren que penetra en el corazón de una de las futuras siete maravillas de la naturaleza y descubre solo un poco del misterio que ocultan estos muros verdes. Curiosos cuatíes, aves y mariposas multicolores. Amarillo, verde, azul y rojo. Segunda estación de nombre aterrador. La corriente amalgamada en color plata y verde oliva invita a seguir pisando ansiosos este sendero metálico. Los sujetos ciegos quieren llegar no importa la velocidad, no se quieren ensuciar las botas de cuero de caña alta con suelo autóctono. La caótica corriente no les llama la atención prefieren ver sus pasos y llegar. La verdad me fastidian mucho y para colmo no crecio cucumelo. No hay silencio, no hay meditación, no hay contacto, mezcla ni naturaleza solo un sonido enlatado. La ametralladora de Wanda se quedo mas que corta. Flash Flash Flash. El borde de la valla es tan requerido que me siento en el subte un día lunes durante hora pico, intentando salir a una estación poco concurrida. Pero nada de eso importara en los próximos 15 minutos cuando el ultimo muro verde se hará a un lado cual telón para darme un primer impacto.
Cuenta la leyenda que hace muchos años, habitaba el río Iguazú, una enorme y monstruosa serpiente cuyo nombre era Boi.
Los indígenas guaraníes debían una vez por año sacrificar una bella doncella y entregársela a Boi, arrojándola al río. Para esta ceremonia se invitaba a todas las tribus guaraníes, aún a las que vivían más alejadas.
Fue así que un año llego al frente de su tribu, un joven cacique cuyo nombre era Tarobá; el cual al conocer a la bella doncella india, que ese año estaba consagrada al sacrificio y cuyo nombre era Naipí, se reveló contra los ancianos de la tribu y en vano intentó convencerlos que no sacrificaran a Naipí.
Para salvarla sólo pensó en raptarla y la noche anterior al sacrificio cargó a Naipí en su canoa e intentó escapar por el río.
Pero Boi que se había enterado de esto, se puso furiosa y su furia fue tal que encorvando su lomo partió el curso del río formando las cataratas, atrapó a Tarobá y a Naipí. A él lo transformo en los árboles que hoy podemos ver en la parte superior de las cataratas y a la cabellera de la bella Naipí en la caída de las mismas. Luego se sumergió en la Garganta del Diablo, y desde ahí vigila que los amantes no vuelvan a unirse. Pero, sin embargo, en días de pleno sol, el arco iris supera el poder de Boi y los une...
El borde de un agujero en el alma de la selva parece querer tragarse cualquier cosa que se anime a aventurarse y espiar la verdad oculta bajo esta nube algodonada. Llego. ¿Fueron quince, veinte, treinta, horas o la eternidad? No se… Mil relojes no marcan las horas como estar ahí parado en el borde, solitaria y pequeña, diminuta existencia. El aire rebota como pelota y con latigazos me empapa. Su pureza y potencia hacen que mis pulmones quieran más de este aliento mojado que grita entre truenos desde su garganta sin fondo los latidos de un corazón latinoamericano. Las palabras no bastan. Callo y respiro.
A pesar de estar rodeada de tanta maravilla las hipótesis del primer día resultan comprobadas dos horas después. No puede faltar la tienda de regalos y los centros de comida rápida embellecidos por una leve deforestación a su alrededor. No faltan los helicópteros ilegales que por solo cien dólares desconciertan a la fauna autóctona durante diez minutos del lado brasilero. No faltan los botes de goma que te llevan a la “Gran Aventura” por doscientos pesos. La montaña rusa y la vuelta al mundo. Es un parque de diversiones.
- Hay que maravilloso. – dice una mujer con abrigo de piel y anteojos de sol en un día que todavía se esta despejando. Esa apreciación es mencionada cuando la guía relata un cuento de fantasmas: Videla llego a estos parajes en los años 70 y al no tener un lugar cómodo en donde asentarse con sus as del club Paris, ordena la construcción de un hotel que hoy pertenece a la cadena internacional Sheraton. Este cuento no es cuento, es historia y se ve reflejada en los ventanales de esa caprichosa construcción. Las venas de este corazón tienen un quiste lleno de veneno. Una joya extraída, pulida y publicada en tapa de revista por los vampiros mayores.
El recorrido continúa. Logro perderme. Detras el arcoiris el tesoro me deja boquiabierta. Tarobá y Naipí se unen...

viernes, 6 de agosto de 2010

Día en Wanda


Ametralladora de flashes en Wanda. Testimonios digitales que valen más que escuchar al guía que deja colgado en el viento su explicación del por que como si fuera el agua que escurre entre las bifurcaciones de la roca a razón de esta molesta lluvia. Ni siquiera su atractivo acento extranjero acapara toda la atención.
A 40 kilómetros de Puerto Iguazú recostada sobre el caudaloso río Paraná encontramos las famosas minas de Wanda. El origen del nombre de la ciudad tiene varias historias. Entre ellas se dice que hace alusión a una princesa polaca que vivía en la ciudad de Cracovia, quien se sacrificó por su país, arrojándose al río Vístula para no casarse con el príncipe heredero al trono alemán. Otra versión muy aceptada asegura que hace alusión al nombre de la hija del Mariscal Piłsudski del ejército polaco (un héroe polaco). De ser real o de formar parte del imaginario popular tambien es la historia del descubirmiento casual de las piedras preciosas donde la busqueda de un jabon perdido en el rio sirvio como X de mapa del tesoro. Bajamos con nuestros respectivos distintivos. Soy la número 19 del grupo número 19 que visita el día de hoy las brillantes decoraciones de viejas burbujas volcánicas. Restos de geodas que se asoman entre las fisuras de la tierra para centellear ante los ojos asechantes de los turistas. Adornos que como tesoros son visitados día a día en estas temerosas cavernas que dejo atrás la explotación minera. A la multitud le gustan los minerales de estos oscuros túneles que soberbios se tornasolan en un día oculto tras una humareda gris. Cielo que de vez en cuando moja los cristales.
Algunos tocan las piedras en busca de energías positivas otros incrédulos y con miradas de desden por vergüenza no los imitan. Miran, tocan, deambulan y velozmente vuelven al rebaño para ser llevados luego al corral para esquilar, pero no sin antes buscar a la oveja descarriada que no le gusta seguir pasos ajenos. En dicho corral esta prohibido tocar y esta prohibido sacar fotos. Las gemas están perfectamente organizadas por color, textura, forma pero el criterio fundamental es el precio. La creatividad se escapa de las manos del artista para volcarse en diseño y más tarde en creación. Variedades de cuarzos, ágatas, cristal de roca, amatistas y topacio forman el cuerpo de cientos de objetos con la misma forma de tucán, la misma forma de cenicero, árbol de la vida, relojes, etc. Artesanías que quedan en un segundo plano cuando las joyas semipreciosas se exhiben presuntuosas. Muchos maravillados salen desilusionados para luego ser consolados con un pedacito de roca brillante de esta meseta colorada con sabor a mate. Regalo de despedida, souvenir del mañana. Ascensor de energías positivas a nuestras chacras. Verdadero, falso, útil o inútil. Creer o reventar.
Falta, poco pero falta. Tramiterio de aduana. Araceli González con la misma publicidad le da la espalda en portugués a su versión argentina. Ya no es la ruta solitaria la única que irrumpe en la selva, ahora es toda una ciudad. Foz de Iguazú espera, con sus avenidas y paquetes premeditados de hoteles y restaurantes, que el turista se sienta cómodo y relajado. 24 horas piden un descanso horizontal.

sábado, 31 de julio de 2010

Día en Misiones


Una iglesia pequeña de color bordo seguido de muchas pequeñas casitas de no mas de dos ambientes pintadas con vivos colores y desparramadas entre la maleza de tupidos árboles.
Mis ojos despiertan para ver la selva. Torpemente pensé que era otro país, en un primer momento creí haber cruzado ya la frontera. Fue mi primer pregunta entre voces del sueño, pero no, esto es Misiones. El desconocido norte de la Mesopotámia se descubre para mostrarme otra faceta de Argentina. Ella, toda, que para mi, con sus diferentes colores desde la cotidiana llanura, las cercanas playas, sus acostumbradas sierras, sus visitadas montañas y ahora nueva selva; parece un colchón de retazos multicolores en el que ahora descanso.
Tierra de la yerba mate y el suelo colorado que con esta lluvia deja charcos color naranja como ladrillo diluido. Un mate gigante se asoma en la ruta y recuerdo leyendas de la infancia. Aunque hay muchas variantes de esta leyenda, algunas que dejan en obvia evidencia la aculturación de las tribus, esta es mi favorita.

Yarí, la luna, miraba llena de curiosidad los bosques profundos con que Tupá, el poderoso dios de los guaraníes, había recubierto la tierra, y su deseo de bajar se iba haciendo cada vez más ardiente. Entonces Yarí llamó a Araí, la nube rosada del crepúsculo, convenciéndola para bajar con ella a la tierra. Al día siguiente paseaban por el bosque transformadas en dos hermosas jovenes; pero sus cuerpos se iban fatigando, cuando a lo lejos vieron una cabaña y hacia ella se dirigieron para buscar un poco de reposo. De pronto sintieron un ruído y era un yaguareté que iba a lanzarse sobre ellas, cuando una flecha disparada por un viejo indio sorprendió a la fiera hiriéndola en el costado. El animal enfurecido se lanzó sobre su herida, al mismo tiempo que una nueva flecha atravesó su corazón. Terminada la lucha, Araí y Yarí fueron tras el indio, que les había ofrecido hospitalidad y entraron en la choza. El hombre vivía con su mujer y su hija quienes las atendieron con gran afecto, contándoles que Tupá mira con desagrado al que no cumple dignamente la hospitalidad con sus semejantes.
Al día siguiente Yarí anunció al viejo que había llegado el momento de marchar. Salieron la mujer y la hija a despedir a las dos aventureras doncellas, que acompañadas del viejo, emprendieron el camino.
El viejo les contó por qué vivía aislado: cuando su hermosa hija creció, el desasosiego, la inquietud y el temor invadieron el espíritu del indio hasta que determinó alejarse de la comunidad en que vivía para que en la soledad pudiese su hija guardar aquellas virtudes con que Tupá la había enriquecido.
Yarí y Araí se vieron solas, perdieron sus formas humanas y ascendieron a los cielos, donde se dedicaron con afán a buscar un premio adecuado. Una noche infundieron a los tres seres de la cabaña un sueño profundo, y, mientras dormían, Yarí fue sembrando delante de la choza una semilla celeste, y desde el cielo oscuro iluminó fuertemente aquel lugar, a la vez que Araí dejaba caer suave y dulcemente una lluvia que empapaba la tierra. Llegó la mañana y ante la cabaña habían brotado unos árboles menudos, desconocidos, y sus blancas y apretadas flores asomaban tímidas entre el verde oscuro de las hojas. Cuando el indio despertó y salió para ir al bosque quedó maravillado del prodigio que ante la puerta de su choza se extendía. Llamó a su mujer y a su hija, y, cuando los tres estaban extáticos mirando lo sucedido se cayeron de rodillas sobre la húmeda tierra. Yarí, bajo la figura de doncella que habían conocido, descendió y les dijo: Yo soy Yarí, la diosa que habita en la luna, y vengo a premiaros vuestra bondad. Esta nueva planta que veis es la yerba mate, y desde ahora para siempre constituirá para vosotros y para todos los hombres de esta región el símbolo de la amistad. Vuestra hija vivirá eternamente, y jamás perderá ni la inocencia ni la bondad de su corazón. Ella será la dueña de la yerba. Después, la diosa les hizo levantar del suelo donde estaban arrodillados, y les enseño el modo de tostar la yerba y de tomar el mate.
Pasaron varios años, y al viejo matrimonio le llegó la hora de la muerte. Después, cuando la hija hubo cumplido sus deberes rituales, desapareció de la tierra. Y, desde entonces suele dejarse ver de vez en vez entre los yerbales paraguayos como una joven hermosa y rubia en cuyos ojos se reflejan la inocencia y el candor de su alma.

- “Tuicha”, “Ipora” tu pepa…- Le decia a mi hermana que miraba decepcionada su vianda de desayuno.

Esas palabras sueltas, que de muy chica me enseñó mi abuela en intentos de conversaciones guaraníes y que para mi son tan cotidianas como el “che”, fueron un cable a tierra. Raices de Obera y la ya dejada atrás Corrientes con mi vieja casa en Paso de los Libres. Claro que sí, estos paisajes no son nuevos son tan mios como los que ya conozco.

Día a Misiones


A la espiral de tiempo caprichosa le gusta hilar esperas y al falso tiempo le gusta llorar gotas dulces, grises y pesadas.
Así comenzó el primer día de viaje: con esperas de una hora y un clima tormentoso. Serán 22 horas hasta Foz de Iguazú para presenciar una de las futuras siete maravillas de la naturaleza.
A pesar de las expectativas aun no pienso en eso, el futuro aunque esta programado sigue siendo incierto. Ahora lo que me preocupa es eso, el ahora. Es en el presente, en el que vuelco con chorros de tinta símbolos que representan ideas con mezcla de materia gris y sangre, cuando la compañía no es grata. Son dos vértices opuestos que se equilibran en mí. Andrea se maravilla con facilidad y es tan entusiasta como una niña en una dulcería, Paula en cambio es totalmente escéptica y las sorpresas fluyen en su rostro como si fueran parte del orden de lo cotidiano. Andrea tiene más de 40 y parece de 12 años. Paula con solo 18 años parece de 50. Esta vez me toco cumplir el rol de colchón amortiguador y para colmo estoy lejos de ella. Mis ansias por tocar sus cuerdas en estos momentos de silencios parecen precipitarse al borde de la desesperación cuando escucho uno de mis temas favoritos. Ansiedad encerrada en un cuerpo duro que mira la ruta deformada por las mojadas ventanas. Los acordes sublimes son interrumpidos por la voz molesta del cordinador de excursión. Me siento tan “turista” y ese sentimiento combinado con la reiterativa palabra “familiar” me estrujen el estomago, sumado a que aun no divise a ningún espécimen masculino de 20 años.
La voz sigue molestando y el dictado de precios con títulos como “La Gran Aventura”, “El Famoso Gomon”, etc, es una puñalada a mi instinto viajero. Soy tan pero tan turista… Para los que viajar significa un soplo de libertad, las agencias de viajes son el chupa sangre de ese espíritu. Vampiros que además de vaciar de aventura al viaje vacían los bolsillos cobrando $180 un paseo que viola mi derecho a transitar libremente. Dicho artificio para los ilusos, ya que la realidad es otra, donde una joya tan nuestra es extraída, “pulida” y publicada como tapa de revista por los vampiros mayores. La palabra privado fue el ultimo golpe a mi estomago. Pero estas son hipótesis que de a poco se corroboraran al acercarme a la meta con cada giro de neumático en la ruta.
Es hora de dormir bajo melodías tristes, casi de cuna que me reagalan un petalo de sal.

Veo las luces de la ciudad a lo lejos en la oscuridad de la lluviosa noche, como un incendio naranja que interrumpe la negrura con sus llamas, la naturaleza con su tecnología.
Los minutos pasan pero las horas no. Las piernas molestan, la espalda también. Son las 4 a.m. y parece que todos duermen. Soy yo la única molesta con la luz encendida que lee un libro que hace unos 30 años también era considerado molesto.
Los minutos pasan pero las horas no. ¿Que motiva a estas personas a pasar casi 24 horas en una prisión móvil? ¿Por qué aquel adicto al tabaco decide contener sus ansias la borde de la locura por tanto tiempo con el fin de tomar una foto? ¿Ese tipo de sacrificio, del cual se queja, vale mas ahora que esta por llegar a la meta que por un par de pulmones sanos en una habitación de su casa? ¿Qué hay a cientos de Km. que no hay cerca de casa? Si todos lo dicen debe ser verdad: No hay que morir sin conocer las Cataratas del Iguazú. Mientras tanto me las imagino.

jueves, 24 de junio de 2010

No las efemérides de un 25 de Mayo

Aniquilo nostalgias / cerro el palpito
Amontono cenizas / remendó cicatrices
Quiso borrar todas sus fechorías /
Pero menosprecio un detalle mínimo
Se olvido de olvidarse del olvido

Son las 10 de la mañana de un feriado nacional y para hacer honor al día que mejor que recordar un poco de historia en compañía de un mate y la voz de Evelyn Lamartine que nos relatará, no las efemérides de un 25 de mayo, sino otra historia dentro de la historia. La que compartió con Alice Domon y Leonie Duquet, mejor conocidas como las monjas francesas desaparecidas durante la última dictadura militar.
Luego de cruzar varios descampados de este humilde barrio de Astolfi finalmente Eve me recibe con una sonrisa. Miraba por la televisión los festejos del Bicentenario en Avenida 9 de Julio por Canal 7, el canal de aire que le da mayor confianza, “No salgo de Canal 7 desde ya” me confiesa. Tiene un aire cálido que conmueve y conforta al igual que un abrazo, con tantos años pero con un envidioso espíritu joven.
Nacida en el seno de una familia trabajadora socialista me cuenta que siempre se preocupó por el mundo obrero mientras crecía en los conventillos del barrio Once. Ese sentimiento por ayudar a los más necesitados fue lo que la motivó a convertirse en monja. Hecho que sus padres no comprendían ¿Cómo su hija iba a ser monja con lo que a ella le gusta bailar, el teatro o el cine?, pero por sobre todo no entendían como su hija iba a ponerse al servicio de la Iglesia del poder. Es que Eve no iba a ser una monja convencional, ella iba a formar parte de la Congregación de Misiones Extranjeras de Paris.
Me ofrece asiento, apaga el televisor y enciende su memoria para relatarme una historia de héroes y villanos. “Esta es la historia que vivimos todas” me dice.
Conoció a Alice en el noviciado de Paris junto a las integrantes de la Congregación con quienes convivió durante siete años. Ya en Argentina por aquellos años Eve era la madre superiora de la orden, que se encontraba distribuida en diferentes villas en donde sus integrantes vivían con, como y para los pobres con el fin de ayudar y transmitir el mensaje de Jesús. “No como los que muestran a Dios y en realidad no tienen Corazón” refiriéndose a la Iglesia tradicional que le había dado la espalda en el pasado.
Este compromiso que tenían con los más necesitados las llevo a involucrarse en Derechos Humanos con Madres de Plaza de Mayo. “Cuando paso el Golpe de Estado la gente acudía al obispado. La Iglesia de Santa Cruz, la cual conocía bien porque era de mi barrio, fue la única que se solidarizo con las mamás. Venían y decían – Hermana, mire que voy a desaparecer, no porque me lleven los militares, sino porque me voy así que por favor tranquilice a mi familia -. Así los mensajes se guardaban y se transmitían a las familias de los que estaban en la clandestinidad. Claro todo eso en algún momento se filtro.”, me confiesa.
El primer capítulo del terror fue en junio de 1977 cuando se realizó la procesión del Corpus Christi, el cual Eve recordará como si fuera ayer.”Nunca me voy a olvidar”. Leonie, Alice e Yvone, otra hermana, rezaron el rosario en la caminata desde Congreso a Plaza de Mayo junto a familiares de desaparecidos. Alice e Yvone fueron detenidas junto a otros manifestantes. Las llevaron a la comisaría 5ta de la calle Lavalle. Como madre superiora se presentó en cuanto se enteró de lo sucedido. “Tuve que poner cara de monja que escucha y agradece los consejos del superior porque el creía que yo también era uno más ¿Qué, me va a mandar a tirar al fango?”. Ironiza en una mezcla de indignación y risa mientras cuenta como la acusaban de no controlar a sus “subalternas”, “porque una cosa era darle a los pobres un pedazo de pan y otra muy diferente era ser subversivo” le decía un comisario. Al día siguiente las liberaron. Pero Yvone tuvo que regresar al día siguiente de la companía de Evelyn para una última intervención en donde le sugirieron volver a su país.
Luego de ese acontecimiento la Congregación se reunió y decidió apoyar a Alice, Leonie y Yvone quienes estaban más comprometidas con las Madres de Plaza de Mayo. Cuando quiere contar que les sucedió a sus compañeras ese día en la comisaría se produce un silencio nunca hecho y me viene a la mente el dicho “un silencio vale más que mil palabras”.
Un 8 de diciembre Evelyn se entera del secuestro de Alice y familiares de desaparecidos bajo el dedo señalador de Alfredo Astiz en la Iglesia de Santa Cruz. “Con su cara de ángel, como esa imagen en el evangelio de Judas”, lo califica indignada después de que Astiz se infiltrara en el grupo. Dos días después se llevaron a Leonie de la Parroquia San Pablo de Ramos Mejia. Yvone corrió con más suerte y logra salir del país.
Presentó los recursos de habeas corpus para ambas pero siguieron semanas de incertidumbre incluso luego del enterado por parte del gobierno de Francia. “Se estaba sabiendo en todo el mundo. No las iban a devolver si ya habían sido torturadas.”, reflexiona.
Me muestra la imagen de Alice, fotografía sacada en la ESMA para engañar a la vista internacional y culpar a los grupos clandestinos por la desaparición de las hermanas francesas. Miro la imagen y la famosa cara del Che que se asomaba en el marco mientras me cuenta como conoció a Videla diez años antes de lo sucedido cuando cuidaba a su hija Maria Cristina durante un campamento.
Evelyn se detiene, quiere hablar del ahora de momentos más felices. Cuenta con entusiasmo su participación en la Granja de rehabilitación del lugar y recuerda como con ellos participó de una entrevista hace cuatro años atrás por parte de unas periodistas de Clarín. “Unas chicas amorosas. Pero no eran de Clarín, ellas le dieron la nota, pero no eran de ahí” me aclara porque en el fondo le fluyen un sin números de sentimientos que se manifiestan en sus gestos. Me habla de esa época y la gran mentira de los medios. “La gente sospechaba pero la mayoría no era conciente de la masividad de la masacre. Cuando paso lo de Malvinas todos creían, claro que nosotras después de lo que nos paso no nos engañaba tal hipocresía, pero la gente creía”. Ella espera que salga a la luz el caso Noble para desenmascarar la gran mentira de ese tiempo que se extiende al nuestro.
La tarde termina en una fusión de risas, recuerdos y entusiasmos por lo que vamos a ver dentro de poco en la avenida 9 de Julio. Es el Bicentenario ¿Qué más? Es tiempo de ir levantando campamento para ir a la fiesta masiva y vivir momentos del hoy que serán memorias mañana.

El día o la noche en que le olvido estalle
Salte en pedazos o crepite /
Los recuerdos atroces y los de maravilla
Quebraran los barrotes de fuego
Arrastraran por fin la verdad por el mundo
Y esa verdad será que no hay olvido

Mario Benedetti

sábado, 19 de junio de 2010

Viaje a "Fotorragia"



Un recorrido un poco mas próximo.

Punto de partida

Después de una larga mañana de trabajo en San Miguel pocas son las cosas que me arrastran a hacer un viaje de una 1hs y 40 minutos, si el transporte así lo permite, a la “gran ciudad porteña”. Pero antes tomo un descanso de la rutina y deposito en el colchón los kilos de mas que se apilaron esta mañana en mis hombros. El sol va rotando, cae.
Cuando uno tiene compromisos que cumplir los minutos no bastan. El reloj parece el estadio y los segundos los corredores de una maratón. La ansiedad mata al sueño, el tiempo a los minutos y la distancia al lugar.
Finalmente, aunque sumergida en los bostezos de la almohada, entre caprichos de vagancia y deseos de sumergirme en el mundo de los sueños, me levanto.
Corro como siempre, corro como aquellos segundos del reloj. Ahora soy yo quien les hace competencia. Pero el final ya esta dicho, vacile en el punto de partida y los pronósticos gritan que llegare última a la meta de nombre “Retiro”.
Los días de invierno son cortos y las luces empiezan a arder mientras transito por esta frontera que junto a su avenida y vías de tren separa a dos mundos polarizados. A la izquierda burbujas de cemento y vidrio que engloban al consumismo y una gran vida capital diferente a la realidad de la derecha, residuo de la primera. De a poco me voy acercando. El paisaje se torna cada vez mas verde y descubro una mezcla armoniosa entre edificios antiguos como la Facultad de Derecho que me recuerda a las fotografías de la arquitectura de Grecia o Roma, plazas amplias y limpias vestidas de césped y árboles tupidos, las avenidas mas transitadas y la contemporaneidad de las colmenas de concreto y vidrio a la distancia. Bella, soberbia. Recoleta: la cima de las pretensiones.

Llegar a la meta

El Centro Cultural Recoleta se encuentra lleno de un público masivo y joven que curiosea entre las diferentes expresiones de arte que se expondrán hoy en la tercera edición del Festival Ciudad Emergente.
Este Festival organizado por el Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, presenta nuevas manifestaciones artísticas en un amplio abanico estético y estilístico: rock, pop, arte callejero, animación, poesía, moda, cine y arte digital. La idea es mostrar las nuevas tendencias que se vienen.
A pesar de su amplia oferta, sin duda lo que tiñe con su estética a cada día es la banda invitada que cierra el bloque. Esta noche tocan Nairobi y Mad Profession que hipnotizarán con dub rozando el reggae, estilos volcados en sonidos orgánicos, rítmicos y pegajosos de instrumentos y mezcladores, con ecos y reverbs. Como consecuencia me encuentro rodeada de muchas rastas, gorros afros y más de la misma salsa. Un reiterativo color jamaiquino.
Un fugaz momento de desorientación y me dirijo a la razón que interrumpió mi siesta.
Busco entre las diferentes salas la exposición fotográfica “Fotorragia” de Martín Bonetto, en la que plasma una selección de fotos que muestra sus experiencias cotidianas dentro del mundo del rock y sus protagonistas. De esta manera, el autor describe la obra como “una hemorragia fotográfica entre el sexo, droga, rock n roll, la ciudad, amigos y familia…”.
La sala se encuentra llena. Intento apreciar cada fotografía pero el cruce con tanta gente poco me permite ver y solo hago una superflua reflexión sobre todo el recorrido.
La exposición tiene énfasis en la escena del rock y desnuda al rockstar en sus fotografías más cotidianas, aquellas que alejan a Fabiana Cantilo, Charly García y Babasonicos del cielo de la portada de revista y los acerca más al mundo de los mortales con álbumes de familias y amigos.
La fotografía de Gustavo Cerati hace que me detenga unos segundos más a apreciarla y con remordimiento recuerdo la famosa canción que unos meses atrás compartí con los fanáticos de Divididos y Luca Prodan en un recital. No es casualidad la puesta en escena (al igual que el título de esta crónica), a la gente el tamaño de la imagen les produce la misma sensación que unos segundos atrás freno mi camino a la salida.
Lo malo es lo obvio. El gentío satura. La mayoría no viene a apreciar esta exposición con exclusividad como es mi caso, sino que esta de paso, buscando un poco de todo. Es una muestra mas, no protagonista, entre tantas otras de este festival.
La experiencia cultural se simplifica con glamour y cotidianeidad en un mismo lugar que sirve de imán para los que buscaban dosis efectivas de distensión e imágenes rebeldes y bellas.
Todo termina y el último tren me pide que corra… otra vez los segundos vuelan y compiten conmigo.

viernes, 18 de junio de 2010

Noche en La Falda


Oscurecía. La noche arrimaba su presencia en la enorme sombra que invadía la laguna y el dique. A los lejos los últimos vestigios de luz de un sublime color rosáceo que acariciaba las sierras. De fondo que mejor que canciones de Sabina para recordar un amor que se encontraba perdido en ese preciso momento en los bordes del Amazonas ¿Qué estará haciendo? ¿Qué estará pensando? Y como un corto mi cabeza recorre las imágenes con todos aquellos que dejaron huellas en mi memoria.
El mate: mi compañía obligada, El Túnel: mi compañía seleccionada. La ausencia de comida hace que recurra a los sabores amargos de la yerba y el agua caliente para saciar el hambre. Mmm... Ese olorcito a pizza casera es mortal, hay que distraerse con un poco de baile folclórico y una larga pero superficial charla con turistas comunes.
“El turista se traslada, el turista no viaja”
- Maribel mira!!!!!!!!- Asustada pensando que seguramente otro escorpión llamo mi aterradora atención, o peor aun para su espanto: un sapo, recurre a mi exaltado llamado. Pero no era nada de eso. Se corto la luz de todo el lugar. No solo en el camping, en todo el distrito, y si alzabas la mirada: el espectáculo de una ventana al universo.
- Mira que con este cielo despejado va a llover… Lo dudo mucho –
Dos horas después: la carpa bailaba, el viento era aturdidor y la desesperación empezó con la alerta de una mujer gorda que gritaba a su marido – ¡Juan, va a llover!- El cielo caía literalmente porque no solo arrastraba agua sino que piedras del tamaño de una pelotita de ping pong intentaba hacer añicos nuestro refugio, el cual tratábamos salvar del derrumbe inminente. Me sentía en la película “Capitán de Mar y Guerra” cuando las aguas pretendían tragar al barco en una feroz tormenta. Sobrevivimos pero los cuerpos de la mañana, que deberían partir a nuevos destinos que indicaría la suerte del dedo en la ruta, se encontrarían totalmente derrotados.