lunes, 4 de octubre de 2010

Noche de FuerzaBruta


Una tarde cercana disfrazada con una noche de viaje...

Advertencia: no recomendable para estructurados.

Personas dispersas se reúnen en un lugar común para ser participes de una experiencia fuera de la lógica del significado común que le otorgamos al termino “teatro”. Las puertas abren paso a una sala vacía inundada en color azul violáceo, rasgos de la luz ultravioleta que acompaña en perfecta armonía la frenética música electrónica. Una previa para entrar en clima.
Desde sus inicios en De la Guarda quise ser un espectador más pero por una razón u otra nunca lo había sido. Hasta que pude presenciar parte de su arte en el desfile de los festejos del Bicentenario Argentino en la Av 9 de Julio. Luego de ese Mayo me decidí finalmente a comprar la entrada. Y este viernes estoy acá sumergida entre sonidos artificiales pero que hoy, entre estas cuatro paredes negras de la Sala Villa Villa del Centro Cultural Recoleta, se sienten tan naturales.
Lo azul desaparece y nos deja ciegos. Todo inicia con el corredor. El primer impacto, la primera bala y un fuerte golpe a mi sensibilidad que se manifiesta en escalofríos en mis brazos y un querer interpretarlo todo. Pero no, FuerzaBruta pretende quebrar con el sometimiento intelectual del lenguaje y usar todos los medios posibles para manipular un camino a la liberación corporal a través de la sensibilidad del espectador. Y lo logra… al poco tiempo despego a una realidad paralela. Es poco, tal vez nada lo que pienso y mucho lo que mi agitado cuerpo bailante y saltarín siente entre los sonidos de murga. Ser protagonista. Esa es la tarea de los concurrentes, de lo que en un inicio parecía un mero público pasivo. Me entrego en un completo transe para formar parte de un hecho artístico. Es la diferencia entre presenciar y experimentar, la cual esta asegurada en el fácil contacto con el personaje y las imágenes. Es una fiesta a los sentidos entre murga, piletas flotantes, escaleras gigantes, personajes delirantes; que utilizan objetos tangible spara sumergirte en un escenario imperceptible.
El remate final lo tiene bajo la manga el DJ con su cascada inesperada en un rincón oscuro de la sala. Me empapo de pies a cabezas con una ducha para lavar del cuerpo a FuerzaBruta y volver al mundo razonable de lo mundano y cotidiano, fuera de los espacios libres que nos brinda el arte. Un espacio cómodo para seres sin vergüenza que explotan al máximo oportunidades divertidas y de imágenes bellas como estas.
A pesar de todo lo abstracto de este espectáculo es inevitable intentar encontrarle un sentido lógico a las imágenes móviles. Mi imaginación crece entre la interpretación de representaciones particulares como un embrión, una oficina, un sueño, etc; hasta otras más generales como la consumación de la promesa de la modernidad junto con la liberación del cuerpo… Y tantas otras que escucho camino al bar más próximo. Todas falsas, todas verdaderas.