domingo, 12 de septiembre de 2010

Día pisando Puerto Madero


El paisaje se torna cada vez mas horizontal y amplio. Descubro una mezcla armoniosa entre edificios antiguos, plazas enormes y limpias vestidas de césped y árboles delicados, la contemporaneidad de monumentos brillantes que reflejan al cielo como espejos, los mas caros restaurantes y hoteles, y las colmenas de concreto y vidrio a las que me voy acercando. Decoraciones minimalistas o Feng Shui. El Puente de la Mujer como estalactita perlada corona a la reina. Sillones en las veredas para tomar café. Perros de “marca” y documentados con árboles genealógicos. Policías en cada esquina. Puerto Madero:”Bella” y soberbia. Es el barrio más joven de la ciudad y se nota, todo tiene olor a nuevo. Es el barrio mas caro de la cuidad y se nota, todo tiene pinta a billete verde.
Todos estos detalles me hacen mucho ruido en la cabeza mientras camino al lado de los diques. Hay tanta armonía entre lo limpio y lo bello que el entusiasmo contagia pero al mismo tiempo empalaga. Es tan argentina Puerto Madero en sus folletos y en sus paseos que me siento tan ajena, tan internacional y extranjera. No se si es casualidad pero las primeras cinco personas que cruzo hablan otro idioma que no es castellano. Ésa no era la argentina que suelo vivir en el conurbano bonaerense a una cuadra de mi barrio, esa que esta pegadita a las vías, esa donde viven todos mis amigos, entre el termidor, la calle de tierra, la cumbia, el ladrillo hueco a la vista, el poco revoque y las vías con zapatillas colgadas de los cables, los puntos estratégicos de los que venden un poco más de elixir de la muerte a los cadáveres.
Miro el mapa para ubicarme mejor. Es un apéndice, una isla unida a la Capital Federal por unas sogas en línea recta que cual venas que se hacen llamar Elvira Rawson Dellepiane, Vera Peñaloza, Azucena Villaflor, Macacha Guemes, M. Sánchez de Thompson y Cecilia Grierson. Estas mujeres que fueron precursoras, muchas veces profesionales relacionadas con la docencia y militancia política, lucharon en su tiempo bajo el ala del feminismo y el socialismo. Mujeres socialistas, anarquistas y feministas dando nombre a las calles del nido de los negocios capitales. Calles de mujeres, Puente de la Mujer, Parque de la Mujer. Todo tiene un tinte femenino y mi ojo me dice que mas que estar relacionado con la lucha de Elvira, de Julieta, de Cecilia o Azucena, esta ahí para mezclarse con la estética del lugar. Los hombres que relacionan a la figura femenina con lo hermoso, delicado, lo pecaminoso, la manzana prohibida, como lo hacen cuando intentan darle carne y hueso a la libertad. Puerto Madero es estéticamente limpia y prolija y para muchos es un deseo similar a lo lujurioso, envidioso y tambien prohibido porque para muchos tiene aspecto de inalcanzable, por la altura de sus edificios, por lo caro de sus menús.