Aniquilo nostalgias / cerro el palpito
Amontono cenizas / remendó cicatrices
Quiso borrar todas sus fechorías /
Pero menosprecio un detalle mínimo
Se olvido de olvidarse del olvido
Son las 10 de la mañana de un feriado nacional y para hacer honor al día que mejor que recordar un poco de historia en compañía de un mate y la voz de Evelyn Lamartine que nos relatará, no las efemérides de un 25 de mayo, sino otra historia dentro de la historia. La que compartió con Alice Domon y Leonie Duquet, mejor conocidas como las monjas francesas desaparecidas durante la última dictadura militar.
Luego de cruzar varios descampados de este humilde barrio de Astolfi finalmente Eve me recibe con una sonrisa. Miraba por la televisión los festejos del Bicentenario en Avenida 9 de Julio por Canal 7, el canal de aire que le da mayor confianza, “No salgo de Canal 7 desde ya” me confiesa. Tiene un aire cálido que conmueve y conforta al igual que un abrazo, con tantos años pero con un envidioso espíritu joven.
Nacida en el seno de una familia trabajadora socialista me cuenta que siempre se preocupó por el mundo obrero mientras crecía en los conventillos del barrio Once. Ese sentimiento por ayudar a los más necesitados fue lo que la motivó a convertirse en monja. Hecho que sus padres no comprendían ¿Cómo su hija iba a ser monja con lo que a ella le gusta bailar, el teatro o el cine?, pero por sobre todo no entendían como su hija iba a ponerse al servicio de la Iglesia del poder. Es que Eve no iba a ser una monja convencional, ella iba a formar parte de la Congregación de Misiones Extranjeras de Paris.
Me ofrece asiento, apaga el televisor y enciende su memoria para relatarme una historia de héroes y villanos. “Esta es la historia que vivimos todas” me dice.
Conoció a Alice en el noviciado de Paris junto a las integrantes de la Congregación con quienes convivió durante siete años. Ya en Argentina por aquellos años Eve era la madre superiora de la orden, que se encontraba distribuida en diferentes villas en donde sus integrantes vivían con, como y para los pobres con el fin de ayudar y transmitir el mensaje de Jesús. “No como los que muestran a Dios y en realidad no tienen Corazón” refiriéndose a la Iglesia tradicional que le había dado la espalda en el pasado.
Este compromiso que tenían con los más necesitados las llevo a involucrarse en Derechos Humanos con Madres de Plaza de Mayo. “Cuando paso el Golpe de Estado la gente acudía al obispado. La Iglesia de Santa Cruz, la cual conocía bien porque era de mi barrio, fue la única que se solidarizo con las mamás. Venían y decían – Hermana, mire que voy a desaparecer, no porque me lleven los militares, sino porque me voy así que por favor tranquilice a mi familia -. Así los mensajes se guardaban y se transmitían a las familias de los que estaban en la clandestinidad. Claro todo eso en algún momento se filtro.”, me confiesa.
El primer capítulo del terror fue en junio de 1977 cuando se realizó la procesión del Corpus Christi, el cual Eve recordará como si fuera ayer.”Nunca me voy a olvidar”. Leonie, Alice e Yvone, otra hermana, rezaron el rosario en la caminata desde Congreso a Plaza de Mayo junto a familiares de desaparecidos. Alice e Yvone fueron detenidas junto a otros manifestantes. Las llevaron a la comisaría 5ta de la calle Lavalle. Como madre superiora se presentó en cuanto se enteró de lo sucedido. “Tuve que poner cara de monja que escucha y agradece los consejos del superior porque el creía que yo también era uno más ¿Qué, me va a mandar a tirar al fango?”. Ironiza en una mezcla de indignación y risa mientras cuenta como la acusaban de no controlar a sus “subalternas”, “porque una cosa era darle a los pobres un pedazo de pan y otra muy diferente era ser subversivo” le decía un comisario. Al día siguiente las liberaron. Pero Yvone tuvo que regresar al día siguiente de la companía de Evelyn para una última intervención en donde le sugirieron volver a su país.
Luego de ese acontecimiento la Congregación se reunió y decidió apoyar a Alice, Leonie y Yvone quienes estaban más comprometidas con las Madres de Plaza de Mayo. Cuando quiere contar que les sucedió a sus compañeras ese día en la comisaría se produce un silencio nunca hecho y me viene a la mente el dicho “un silencio vale más que mil palabras”.
Un 8 de diciembre Evelyn se entera del secuestro de Alice y familiares de desaparecidos bajo el dedo señalador de Alfredo Astiz en la Iglesia de Santa Cruz. “Con su cara de ángel, como esa imagen en el evangelio de Judas”, lo califica indignada después de que Astiz se infiltrara en el grupo. Dos días después se llevaron a Leonie de la Parroquia San Pablo de Ramos Mejia. Yvone corrió con más suerte y logra salir del país.
Presentó los recursos de habeas corpus para ambas pero siguieron semanas de incertidumbre incluso luego del enterado por parte del gobierno de Francia. “Se estaba sabiendo en todo el mundo. No las iban a devolver si ya habían sido torturadas.”, reflexiona.
Me muestra la imagen de Alice, fotografía sacada en la ESMA para engañar a la vista internacional y culpar a los grupos clandestinos por la desaparición de las hermanas francesas. Miro la imagen y la famosa cara del Che que se asomaba en el marco mientras me cuenta como conoció a Videla diez años antes de lo sucedido cuando cuidaba a su hija Maria Cristina durante un campamento.
Evelyn se detiene, quiere hablar del ahora de momentos más felices. Cuenta con entusiasmo su participación en la Granja de rehabilitación del lugar y recuerda como con ellos participó de una entrevista hace cuatro años atrás por parte de unas periodistas de Clarín. “Unas chicas amorosas. Pero no eran de Clarín, ellas le dieron la nota, pero no eran de ahí” me aclara porque en el fondo le fluyen un sin números de sentimientos que se manifiestan en sus gestos. Me habla de esa época y la gran mentira de los medios. “La gente sospechaba pero la mayoría no era conciente de la masividad de la masacre. Cuando paso lo de Malvinas todos creían, claro que nosotras después de lo que nos paso no nos engañaba tal hipocresía, pero la gente creía”. Ella espera que salga a la luz el caso Noble para desenmascarar la gran mentira de ese tiempo que se extiende al nuestro.
La tarde termina en una fusión de risas, recuerdos y entusiasmos por lo que vamos a ver dentro de poco en la avenida 9 de Julio. Es el Bicentenario ¿Qué más? Es tiempo de ir levantando campamento para ir a la fiesta masiva y vivir momentos del hoy que serán memorias mañana.
El día o la noche en que le olvido estalle
Salte en pedazos o crepite /
Los recuerdos atroces y los de maravilla
Quebraran los barrotes de fuego
Arrastraran por fin la verdad por el mundo
Y esa verdad será que no hay olvido
Mario Benedetti